Creo que a estas alturas tenemos bastante claro en qué consiste la astrología, pero por si acaso, se trata de la “lectura” e interpretación de los astros con la finalidad principal de conocer el destino de las personas y de la humanidad en general.
Esta se divide en varias ramas que se ocupan con más precisión de áreas específicas de la vida, de entre las cuales resalta una particularmente interesante: la astrología evolutiva.
A diferencia de la astrología tradicional, que se enfoca más en la adivinación del futuro en temas más simples como cuándo hallaremos el amor o cuál será nuestra situación laboral; la astrología evolutiva se enfoca en descubrir el para qué vivimos y hacia que experiencias debemos apuntar con la finalidad de preparar el alma para tal objetivo.
En esta rama, la carta natal o mapa astrológico es un elemento indispensable, mejor dicho, es el elemento fundamental, pues su lectura minuciosa es la que arrojará los resultados a nuestras interrogantes y nos ayudará a conocer con más precisión aspectos como nuestros dones, capacidades, debilidades o sentimientos que son los que permitirán descifrar ese tan misterioso objetivo de vida que buscamos revelar.
En resumidas cuentas, podríamos decir que la astrología evolutiva se centra en una pregunta bastante filosófica: ¿cuál es el sentido y propósito especial de nuestra vida?, y a partir de ella hacer que nuestro cuerpo, mente y alma vayan evolucionando de manera que estemos listos cuando esa respuesta llegue.
