Beatriz del Real Y Herrera, la falsa condesa de Malibran. Una difamación centenaria

Columnistas

“El silencio nunca se manifiesta con tanta superioridad como cuando se emplea como réplica a la calumnia y a la difamación”  Joseph Addison

Miguel Salvador Rodríguez Azueta

La difamación es el arma preferida de los cobardes. Cruel y maligna, suele ser dirigida desde el anonimato y propagada apasionadamente por la ignorancia;   su principal  objetivo es denigrar el buen nombre y la reputación de una persona, minimizarla, desdibujarla  y destruirla.

En la ciudad de Veracruz, durante más de un siglo, el nombre de Beatriz del Real ha estado relacionado con la hechicería, la liviandad y todo aquello que tenga relación con la maldad y las bajas pasiones. 

Todo parece indicar que en los años 50´s del siglo XIX ya se propagaba entre el vulgo  la leyenda  negra de Beatriz del Real, pues en su obra “Recuerdos Históricos de la Ciudad de Veracruz y Costa del Sotavento”, su autor Sebastián Campos narra la anécdota de como se la contó a Nicolás Pizarro Suarez, quien la utilizaría en su novela “La Coqueta”.

Partiendo de ahí, los cronistas veracruzanos del siglo XX, – Juan José González, Saúl Ortíz, Antonio Salazar Paez, Francisco Broissin, Bernardo Lorenzo, entre otros – que si bien es cierto, tienen el mérito de haber rescatado mucho de esta información, también lo es que no poseían el perfil académico para realizar una investigación científica, por lo que sólo se encargaron se adecuar y en otros casos aumentar datos a la leyenda negra de Doña Beatriz del Real y Herrera. Pero,  ¿Quien fue Beatriz del Real? ¿Por qué la leyenda negra? ¿Existió la Condesa de Malibran?

De acuerdo con algunos datos recabados en el Blogg “Veracruz Antiguo” (https://aguapasada.wordpress.com/2016/06/17/la-condesa-de-malibran-entre-la-leyenda-y-la-historia/)  Beatriz era originaria de esta ciudad, hija del capitán Gonzalo del Real y doña Anna de Herrera. Casada en primera nupcias con el capitán Lorenzo de Arrinda, a la muerte de este, contrajo nuevamente matrimonio con don Miguel Lazo de la Vega y Espinosa (1712-1791),  cuya familia efectivamente posee un noble linaje, incluso pertenecientes a la ancestral Orden de Santiago y Mayordomo del Santo Entierro (Los Americanos en las Ordenes Nobiliarias, Guillermo Lohmann Villena, ed. Madrid 1993)

Investigando un poco más y corroborando la información, encontré en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el dato matrimonial de Beatriz del Real y Herrera con don Miguel Lasso de la Vega, padre, pues también había un Miguel Lasso de la Vega y Brito, su hijo.

El hallazgo del registro en el libro N°1 de matrimonios 1756-1774, foja 171, cotejado con el dato del blog de Veracruz Antiguo me dio la confianza para confiar en la veracidad del  testamento de Beatriz del Real que se encuentra en la misma página; estos datos nos llevarían a aclarar varios enigmas.

Primero.-  Beatriz del Real no estaba casada con el francés Juan Malibran Bosquez, por lo tanto ella no era la dueña de la Hacienda del mismo nombre, sino su hermana Magdalena.

Segundo.- No era condesa, ni marquesa, que posiblemente el título de su esposo como caballero de la orden de Santiago, el ser diputado, alcalde de esta ciudad y muchos otros honoríficos, le ganará dicho apelativo.

Tercero.- Que de acuerdo a los planos y datos sobre la introducción del agua potable a Veracruz, durante el siglo XVIII, nos lleva a pensar que era algún acueducto el que pasaba por las afueras de Veracruz, por alguna hacienda propiedad de ella, y que eso se tomara como túneles.

Cuarto.- De los asesinatos y entierros clandestino, todo parece indicar que dichas  inhumaciones se realizaban empotrando a la gente para evitar que con las lluvias y deslaves sus cuerpos quedaran insepultos y a merced de los depredadores.

De todo esto, y basado en la última voluntad de Beatriz, podemos estar seguros que fue enterrada bajo las escalinatas de la entrada principal de la iglesia del Señor del Buen Viaje (Cristo) donde seguramente hoy en día aún se encuentra.

Algunos escritos  dirigidos por  doña Beatriz  a finales de sus días (1802)  al cabildo de la Nueva Veracruz en 1798, nos dicen  que esta dama había caído en desgracia, sin embargo prestaba su hacienda como lazareto para la gente de la ciudad.

Una conclusión personal (No estoy inventando) basada en los datos y experiencias humanas, me dicen que posiblemente los hijos del primer matrimonio de don Miguel Lazo de la Vega junto con algunos familiares influyentes (Su hermano e hijo eran miembros de la Inquisición) pudieron pelear la herencia a doña Beatriz, dejándola en el desamparo y  difundiendo chismes e inventos que con el paso del tiempo se volvieron una leyenda negra, la de una mujer diabólica que mataba a sus amantes y recorría en su carruaje satánico los túneles que conectaban su hacienda con la ciudad.

Quiero agradecer el apoyo del difunto padre Víctor Manuel Díaz Mendoza, exvocero de la Diócesis de Veracruz, por todas las facilidades para la investigación realizada, así como a la Cronista de la Ciudad, Arquitecta Concepción Díaz Chazaro.

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