La herencia cultural es trascendente en los rasgos de la personalidad, pero hay más razones que colocan al bilingüismo como una herramienta que será importante para el futuro de los más jóvenes.
Como un evidente signo de un cambio de época para muchas familias latinas que migraron a los Estados Unidos, que sus hijos no pierdan el español es una preocupación recurrente.
No sólo por los beneficios ostensibles del bilingüismo, sino porque entienden que el idioma es una de las principales herramientas para el mantenimiento de su herencia cultural.
Atrás parecen haber quedado los días de furor del movimiento English Only de la década de 1980, que estigmatizaba a quienes hablaban castellano u otros idiomas e hizo que muchos migrantes de esa época o anteriores lleguen a prohibir a sus hijos el uso del idioma natal con la consiguiente pérdida de su habilidad para hablarlo o escribirlo.
Muchos recuerdan la frase de Trump de la campaña electoral de 2016, cuando afirmó: “Este es un país en el que hablamos inglés.
¡Hay que hablar inglés!”, pero más allá de esas afirmaciones y de la pervivencia residual de algunas organizaciones, que en su mayoría han sido calificadas como grupos de odio, hoy entre los migrantes latinos la preocupación va exactamente en la dirección contraria: Spanish Too (Español también), se puede decir.
Según el anuario del Instituto Cervantes, el español en el mundo 2023, en el año 2022 la comunidad de hablantes del idioma español fue de 600 millones de personas con alguna competencia (el 7,5% de la población mundial) y de 500 millones de hablantes nativos, sólo superada por el chino mandarín.
Cómo ayudar a los hijos de migrantes para que mantengan el español A la hora de mantener el español no hay solo una estrategia que asegure el éxito, porque aún en aquellos hogares donde ambos padres hablan español muchos jóvenes muestran dificultades para manejarlo correctamente porque finalmente el contexto social más amplio en que se desarrollan termina determinando sus habilidades.
“En realidad, hay muchas maneras diferentes de exponer a su hijo a dos idiomas y no se ha encontrado que ningún enfoque sea el mejor, dice Viorica Marian, autora de Power of Language (”El poder del lenguaje”) y profesora de ciencias y trastornos de la comunicación en la Universidad Northwestern en Illinois (Estados Unidos), en una entrevista con BBC mundo.
Las estrategias más efectivas son aquellas que se pueden incorporar de manera consistente y a largo plazo.
“En última instancia, la estrategia que tendrá éxito es la que funciona para su familia en particular y hace que la experiencia sea placentera y no una tarea ardua”
Las estrategias más efectivas son aquellas que se pueden incorporar de manera consistente y a largo plazo. “En última instancia, la estrategia que tendrá éxito es la que funciona para su familia en particular y hace que la experiencia sea placentera y no una tarea ardua” Shutterstock – Shutterstock En esa línea, los expertos recomiendan
- Optar por hablar sólo un idioma en casa, a menudo un idioma minoritario, porque saben que su hijo estará expuesto al otro idioma en la escuela.
Aunque aclaran que, con el tiempo, es posible que las familias necesiten hacer un esfuerzo especial para mantener en uso el idioma a medida que aumentan las interacciones fuera del hogar.
- Hablar en un idioma diferente cada día de la semana, como se denomina la estrategia de “tiempo y lugar” entre los investigadores y las familias bilingües.
Para aplicarla se asocia cada idioma con un momento o lugar específico: toda la familia puede hablar un idioma los fines de semana o durante comidas compartidas, por ejemplo; y otro idioma durante la semana o cuando se está fuera de casa.
- Introducir el segúndo idioma lo más temprano posible, ya que los niños aprenden el sonido y el ritmo de su idioma natal, conocido como su fonología, a una edad muy temprana.
Según los expertos, a los niños más pequeños les puede resultar más fácil captar un acento nativo.
- Conectarse con la comunidad latina: integrarse no significa perder la identidad cultural.
- Encontrar y unirse a grupos y organizaciones latinas en la comunidad brinda un sentido de pertenencia y apoyo, además de mantener viva la rica herencia cultural, recomiendan desde acceso latino.
- Incorporar estrategias de manera consistente y a largo plazo. “En última instancia, la estrategia que tendrá éxito es la que funciona para su familia en particular y hace que la experiencia sea placentera y no una tarea ardua”, señala Viorica Marian en diálogo con la BBC.
El crecimiento de la población hispanohablante
Se estima que la población hispanohablante seguirá creciendo hasta 2068, cuando tocará techo con 724 millones de personas.
Sin embargo, un análisis de esas cifras también demuestra que en el caso de las poblaciones migrantes “para la tercera generación, por mucho que se identifique como hispana, siempre es difícil mantener el idioma de la familia”, como se reseña en un reciente informe del Pew Research Center (PRC).
En esa línea, el estudio del PRC, estima que actualmente en los Estados Unidos el 66% de los niños hispanos menores de cinco años habla en español con fluidez.
En el año 2000, ese porcentaje era del 78%. En cambio, el porcentaje de niños hispanos hablantes de inglés es del 72%, frente 59% del año 2000.
Los No Sabo Kids, como se denomina entre los a otros miembros de la comunidad que no hablan español, son una de las expresiones más claras de este fenómeno que hoy preocupa a muchas familias migrantes.
Junto con el mantenimiento de la herencia cultural, y las ventajas laborales y sociales que implica el bilingüismo, un estudio realizado por el Centro de Derechos Humanos y Justicia Internacional de Boston College plantea que: “los jóvenes bilingües capaces de moverse en dos mundos, cambiando de idioma y de identidad según el contexto, sufren menos estrés y ansiedad porque cuentan con las habilidades necesarias para manejar el estrés y obtener recursos de ambos sistemas culturales; las familias biculturales reportan resultados más sanos que aquellas familias que se han asimilado a la cultura anfitriona, mostrando menor conflictividad y mejor comunicación”.