Clases en la calle: la novedad en Nueva York contra el covid

Educación

A principios del presente curso escolar, mientras China condecoraba a los médicos por el esfuerzo librado durante el Covid-19 y el mundo entero abría con ciertas reticencias sus centros escolares, el popular barrio de Brooklyn ponía en práctica una novedosa iniciativa: llevar las aulas a la calle. 

Era la cadena de televisión WNBC la que desvelaba el plan del alcalde neoyorkino Bill de Blasio para impartir el curso escolar outdoors (fuera de las aulas): “Estamos hablando de un nuevo plan de aprendizaje al aire libre… va a abrir un montón de nuevas y maravillosas posibilidades para nuestros hijos y para nuestros educadores. Escuchamos esas voces que decían: ¿podríamos hacer algo diferente en estas circunstancias? La respuesta es sí”.

«Escuchamos esas voces que decían: ¿podríamos hacer algo diferente en estas circunstancias? La respuesta es sí «

La propuesta respondía a la preocupación que profesores, padres y diversas asociaciones mostraron antes del inicio del curso. Tras escuchar las peticiones y realizar un estudio con el Departamento de Educación, Nueva York ha propuesto una ruptura con el método tradicional de impartir la Educación en la mayoría de centros de la ciudad.

De Blasio explicaba al pueblo americano que las 27 zonas más golpeadas por el Covid, así como los colegios sin espacios abiertos, iban a ser los primeros en beneficiarse de este proyecto inclusivo “Se aplicará a nuestras escuelas públicas, escuelas chárteres, escuelas privadas-religiosas, escuelas de Puentes de Aprendizaje. Un estándar para todos”, declaraba De Blasio para la WNBC.

Finalmente, el plan educativo se ha puesto en marcha durante este curso con éxito. Varios fotógrafos intentaban no desconcentrar con los flashes de sus cámaras, a los escolares de Infantil que recibían su primera clase en mitad de una calle. Los niños, sentados en una vía vigilada y sin riesgo alguno para ellos, miraban atentamente a la profesora y de vez en cuando se cruzaban con la mirada de algún fotoperiodista sin prestarle mucha atención para volver a su maestra americana.

Un método con más de 100 años

Métodos educativos que ya fueron exitosos en el pasado. Según Ginia Bellafante, columnista del New York Times, hace más de 100 años el virus mortal en Norteamérica era otro: la tuberculosis, pero igual de letal y también de propagación por aire. Las bacterias se liberaban cuando una persona con esta enfermedad, en los pulmones o en la garganta, tosía, hablaba o estornudaba. “Teniendo más probabilidades de transmitírsela a las personas con las que pasaba más tiempo todos los días, esto incluía a familiares, amigos y compañeros de trabajo o de escuela”, según explican desde el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

Cuando el miedo de los progenitores a que sus hijos contrajeran el virus de la tisis aumentó vertiginosamente, las médicas Mary Packard y Ellen Stone propusieron la creación en Nueva York del aula al aire libre. El objetivo de esta “moderna” forma educativa era crear espacios y aulas abiertas con el fin de evitar el abandono escolar. De esta forma, se crearon 65 escuelas en el exterior, mayoritariamente antiguos edificios vacíos a medio construir que se transformaban en aulas. Convertían las inexistentes paredes en enormes ventanales que se mantenían abiertas casi todo el tiempo.

Estudios en Bangladesh confirman que los grupos que estudian matemáticas y ciencias en los patios de las escuelas han obtenido mejores resultados

Pero, además, Bellafante explica cómo la iniciativa no se quedó ahí, sino que muchas escuelas idearon diferentes espacios en torno a esta idea de clases en el exterior: “El centro educativo privado Horace Mann impartió clases en el techo; otros lo hicieron en ferris abandonados”. La Educación continuó.

Ni tan siquiera el retador invierno consiguió que los escolares abandonaran el colegio, pues las heladoras temperaturas que se vivieron en Nueva Inglaterra, aquel 1907, fueron combatidas con “sacos de esquimales”. De esta forma mantenían a temperaturas dignas a los pequeños, añadiendo bolsas de agua caliente en sus pies para aislarles del frío.

Además, los beneficios de las aulas outdoors no se han limitado a temas de salud, sino que estudios recientes en Bangladesh confirman que los grupos que estudian matemáticas y ciencias en los patios de las escuelas han obtenido mejores resultados académicos que los grupos que estudiaron en interior. “Investigadores han encontrado que el aprendizaje al aire libre puede mejorar tanto los puntajes de las pruebas estandarizadas como las tasas de graduación”, narra Bellafante.

La experiencia en España

El espíritu progresista gestionado por El Departamento de Educación neoyorkino ha traspasado fronteras, y ha llegado a España. Colegios como el “Sagrado Corazón de Sarrià”, “Escolapios” o el “Americano” de Barcelona, entre muchos otros, están realizando varias actividades al aire libre y no solamente las que tienen más riesgo de contagio.

Iniciativas que podemos ver en primera persona desde que el Colegio “Sagrado Corazón de Sarrià”, ubicado en la ciudad de Barcelona, nos abre sus puertas para enseñarnos el nuevo funcionamiento en tiempos de Covid. Observamos cómo el colegio ha transmutado las clásicas y tradicionales tutorías en aula en modernas sesiones al aire libre. Los estudiantes se sientan en un círculo grande que termina cerrando la tutora; desde allí alumnos charlan animadamente y expresan dudas, reflexiones y preocupaciones a su tutora.

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