El horror terrorista persiste contra los Juegos Olímpicos

Mundo

El llamado de Fatah a repetir la masacre de Munich 72, es la mayor amenaza recibida por los atletas de todo el mundo

Apolinar Martínez

El haber vivido el drama que comenzó en las Olimpíadas de Munich, el 5 de septiembre de 1972, que continuó con el asesinato de once integrantes de la delegación israelí a la magna cita olímpica, la suspensión, la suspensión de los Juegos por 24 horas, y la continuación de las competencias, anunciada por el presidente del Comité Olímpico Internacional Avery Brundage, por la posición (se supo después) de la primera ministra  israelí, Golda Meir, quien sostuvo que si bien la delegación de su país tenía que retirarse, no podía complacerse a los terroristas paralizando los Juegos; todo ello nos crea, y perdonéseme la alusión personal, una sensibilidad especial, y por qué no decirlo, un miedo a que situación semejante pueda volver a ocurrir.

Por ello el llamado que hace el grupo Fatah, incitando a que se repitan hechos como aquel, con motivo de la conmemoración de la muerte del dirigente de la Operación Septiembre Negro, Alí Hassam Salameh, no puede menos que ponernos en alerta y llamar la atención de los dirigentes mundiales, en cuanto lo que ello significa no solamente para los atletas de todo el mundo, sino para la humanidad.

Apolinar en Munich

Así, sin mayores aspiraciones bautizamos la columna  en el diario Meridiano, y en la que informábamos  no sólo  de los logros de los atletas venezolanos, sino que comentábamos cuanto nos parecía resaltante en ese encuentro de los mejores atletas del mundo.

Cuatro periodistas acompañamos a la delegación venezolana, Armando Naranjo del diario El Universal, Luis García (f) de Radio Caracas Televisión, Francisco Mata, fotógrafo del Instituto Nacional de Deportes y Apolinar Martínez

Llamado de alarma

El 5 de septiembre nos encontrábamos en la Villa de Prensa cuando sorpresivamente recibo una llamada de Carlos Sánchez, Director Técnico de la delegación venezolana, quien desde la Villa Olímpica me notifica que algo extraño estaba pasando en la delegación de Israel y que les habían dicho a los venezolanos que no salieran de sus habitaciones.

Inmediatamente me comunique con mis tres colegas y nos fuimos a la Villa Olímpica. Puedo decir que la suerte o la rapidez de la llegada nos permitió ser los últimos en entrar a la Villa Olímpica. Entramos a la delegación venezolana y allí, al lado de nuestros paisanos vivimos momentos de incertidumbre y angustia sin saber exactamente lo que estaba sucediendo.

De pronto nos quedamos estupefactos al ver asomarse en la torre de la delegación israelí a dos enmascarados. Ya supimos que era algo terrible

Información a la Prensa

Tras unas dos horas de intranquilidad, los periodistas fuimos convocados al salón de prensa de la Villa y allí se nos dijo, sin mayores detalles que unos terroristas habían entrado a la delegación israelí y que los Juegos estaban momentáneamente suspendidos. Como en la propia delegación venezolana existían equipos de transmisión, pudimos informar a nuestros respectivos medios (yo a Meridiano) la suspensión de los  juegos y el desconocimiento total de lo que eso significaba.

La pesadilla no termina

Lo acontecido en Munich 72 ha sido mostrado desde todos los ángulos, en miles de artículos de prensa, guiones de televisión, películas, entre otras intenciones para evitar que un acontecimiento tan cruel pueda volver a repetirse, máxime tan cobardemente con deportistas que como única arma sólo poseen sus habilidades atléticas.

Creía que era cosa del pasado y hasta en ocasiones imaginé que era un mal sueño del que debía definitivamente olvidarme.

Pere héte aquí que la facción Fatah de la Autoridad Palestina no simplemente lo recuerda, diciendo que “La AP/Fatah glorifica el ataque y honra a los planificadores como héroes y modelos de conducta; para ellos sigue siendo una “operación de calidad”, sino que invita a imitarlos.

Al leer esos comentarios, me convencí que no había sido simplemente un sueño o una pesadilla que no ha terminado todavía, y ante la cual los hombres y mujeres de bien, de todas las latitudes deben estar alertas, porque si el mal no duerme, el bien tampoco puede hacerlo.

En salud de la humanidad, deténgamos el terror

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