Fallece la bailaora neoyorquina Teresa Viera a los 101 años de edad

Espectáculo

Esta semana se conoció el fallecimiento de la bailarina de flamenco, Teresa Viera Romero, quien nació en Nueva York en 1929, de padres españoles. 

Su orientación artística definitiva hacia el flamenco se dio a través de intermediario. 

Fue Luisillo, que sería su pareja artística y primer marido, el que quedó fascinado por el arte de Carmen Amaya en su México natal. Trasladándose más tarde a Nueva York, Luisillo conoció a Teresa y formó pareja artística con ella en el club Havana-Madrid. 

La casualidad quiso que, al poco tiempo de estar trabajando en el local, Carmen Amaya fuera contratada para La Conga, un club que estaba en la misma calle. El encuentro fue inevitable. Carmen fue una noche al Havana-Madrid y nada más ver a la pareja la fichó para su compañía. 

Corría el año 1945 y Carmen triunfaba en los teatros y las pantallas de Estados Unidos mientras que en Europa caían las últimas bombas. La pareja fue una parte indispensable de la compañía hasta que, en el año 1950, precisamente el de su boda, decide independizarse de su mentora. Para ello se presentan como Teresa y Luisillo en el Teatro Fontalba de Madrid con un elenco en el que figuraba el cantaor Antonio Mairena. 

Más tarde, la pareja se presenta en Estados Unidos donde tendrían un éxito arrollador gracias a la espectacularidad del baile de él y a la sensibilidad del de ella. Obras como El prisionero y la rosa, Luna de sangre, en el parque de María Luisa, con música de Joaquín Turina o Café flamenco, triunfan en los escenarios de Washington, Nueva York o Chicago, revalidando la vigencia del ballet flamenco en los años 50, según nos informa José Manuel Gamboa. 

La compañía recorrió el mundo entero con estos montajes. En 1956, la pareja se separa artística y sentimentalmente y Teresa se casa en segundas nupcias con Warner Torkanowsky, el director musical de la compañía Teresa y Lusillo hasta ese momento. La nueva pareja se instala en Nueva York, hasta que Torkanowsky pasa a dirigir la Sinfónica de Nueva Orleans. 

En los 60, Teresa abre un local de flamenco en el barrio francés de Nueva Orleans, a la vez que sigue girando con su propia compañía y comienza a impartir clases de su arte. Desde 1968 coordinó durante más de veinte años el departamento de danza en la Universidad de Maine, en Orono, dando clases de flamenco. Ha sido maestra de varias generaciones de bailaores y bailaoras norteamericanos.

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