«Luis XVI, Luis XVI, lo decapitamos, Macron, Macron, podemos empezar de nuevo»
Esta consigna que puede parecer una broma de mal gusto, en verdad no lo era, y por el contrario indicaba el grato de furor que los manifestantes en la calle, en su novena jornada de movilización contra la reforma previsional volvió a estar repleta de manifestantes, hoy en París y en muchas ciudades del país. En las procesiones marcadas por una mayor presencia de jóvenes estudiantes y por más violencia, la figura del Jefe de Estado cristaliza todo el descontento.
El rechazo y la amenaza a Macron
Si Emmanuel Macron y el gobierno esperaban que la protesta perdería fuerza, los manifestantes les demostraron su error, el jueves 23 de marzo, por la novena jornada de movilización contra la reforma de las pensiones . Los sindicatos han demostrado que aún habrá que contar con ellos. Pero ya no es sólo el tema de las pensiones lo que está en juego, en las procesiones es el propio jefe de Estado quien cristaliza el descontento.
No se aprueba la utilización del artículo 49.3 de la Constitución para que se apruebe la reforma sin votación. Nada más que su entrevista con TF1 y France 2 el miércoles, en la que acusó a los sindicatos de no haber ofrecido un compromiso y calificó a los manifestantes reunidos todas las tardes durante una semana de «rebeldes» .como los que atacaron el Capitolio de Washington en enero de 2021.
Los sindicatos lo vieron como una provocación y muchos manifestantes de desprecio. «Luis XVI, Luis XVI, lo decapitamos, Macron, Macron, podemos empezar de nuevo»
La madre de todas las huelgas contra la madre de todas las reformas
Macron habla; la calle responde. Si la reforma de las pensiones era la madre de todas las reformas, la de hoy es la madre de todas las huelgas. Las principales ciudades francesas han celebrado protestas. En París los sindicatos han calculado unos 800.000 manifestantes y en toda Francia unos tres millones y medio, lo que sería una participación récord. Las cifras oficiales hablan de un millón y unos 119.000 en París.
En la capital, la manifestación comenzó a las 14.00 horas en la Plaza de la Bastilla y ha acabado en la de la Ópera Garnier, con disturbios y enfrentamientos entre algunos manifestantes y los agentes.