Hwang Dong-Hyuk, creador de ‘El juego del calamar’: «No soy tan rico, Netflix no me pagó bonificación alguna»

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«Quería transmitir un mensaje sobre el capitalismo moderno, no sólo sobre Corea del Sur», dice Hwang Dong-Hyuk, creador de la serie más vista de Netflix. Y revela el drama personal que hay detrás de esto.

En su oficina de Seúl, Hwang Dong-Hyuk se echa a reír. Simplemente porque le pregunto al guionista y director de El juego del calamar, la serie más vista de la historia de Netflix, si su sorprendente éxito le ha convertido en rico. En este drama distópico, una misteriosa organización desafía a 456 jugadores -todos muy endeudados-, a competir en juegos infantiles. El ganador se va a casa con 33 millones de euros [45.600 millones de wones]. El perdedor, con un balazo.

¿Quizás Hwang sea ya tan rico como su jugador más afortunado? «No soy tan rico», confiesa, «pero tengo lo suficiente para vivir. Suficiente para tener comida en la mesa. Y Netflix no me pagó bonificación alguna. Me pagó lo establecido en el contrato original».

Eso parece injusto. Al fin y al cabo, este surcoreano de 50 años ha ganado cientos de millones para sus patrocinadores. Según los rumores que circulan, esta ficción de nueve episodios costó a la productora 18,4 millones de euros, unos 2,1 millones por episodio. Los beneficios obtenidos están siendo estratosféricos. La serie, que según Netflix ha sido vista por 142 millones de hogares y ha convencido a otros 4,4 millones para suscribirse, ha conseguido ganancias de unos 765 millones para la plataforma.

Tal vez Hwang debería haber negociado una cláusula de prestaciones, aunque sólo sea porque la creación y realización del guion le ocasionó un estrés tan alto que perdió seis dientes. «Estaba agotado, física, mental y emocionalmente. Se me ocurrían nuevas ideas y revisaba los episodios durante el rodaje, lo que multiplicaba todavía más la carga de trabajo».

La idea de El juego del calamar surgió de una vivencia familiar de Hwang en 2009, en plena crisis. «Me encontré en una situación desesperada, porque mi madre se jubiló. Estaba trabajando en una película y no encontraba financiación. Así que durante todo un año estuve sin hacer nada. Mi madre, mi abuela y yo nos vimos obligados a pedir préstamos».

Y Hwang buscó algo de distracción en los cafés de Seúl dedicados a los cómics. «Leí Battle Royale Liar Game y otros cómics sobre juegos de supervivencia. Me reconocí en sus personajes, llevados a la desesperación y hambrientos de dinero. En ese momento toqué fondo. Si un juego de supervivencia así existiera, ¿habría participado para salvar a mi familia? Me di cuenta de que, como director, podía dar mi toque personal a ese tipo de historias, y empecé a trabajar en el guión».

Hwang se inspiró en una versión del juego que jugaba de niño, el juego del calamar, porque sobre el tablero están diseñadas las piezas de la anatomía del cefalópodo. «Era muy bueno luchando por alcanzar la cabeza del calamar», dice. En el primer episodio, los 456 aspirantes sólo pueden moverse cuando una marioneta mecanizada aparta su mirada. Los que se mueven son acribillados con una ametralladora.

¿Por qué Hwang creó una competición tan brutal y atroz? «Porque la idea de la serie es muy sencilla», explica. «Todos estamos luchando por nuestras vidas en una realidad basada en la desigualdad».

¿Es un duro alegato contra el capitalismo?

¡No hay nada metafísico en el juego! Estoy convencido de que el orden económico mundial se basa en la desigualdad y que el 90% de los seres humanos lo comparte. Durante la pandemia, los países pobres no pudieron vacunar a su población. La gente enfermó y murió en las calles. Así que, en ese sentido, sí, intenté transmitir un mensaje sobre el capitalismo.

¿No ve una contradicción en que sin el dinero Netflix su crítica al capitalismo no existiría?

[Se ríe] Es cierto que Netflix es una multinacional, pero no creo que contribuya a agravar las injusticias en el mundo. No hay ninguna contradicción. Mientras trabajaba en este proyecto, mi objetivo era acabar en lo más alto de las listas de Netflix en Estados Unidos al menos durante un día. Luego, El juego del calamar terminó siendo la serie más vista de su historia. Me sorprendió, pero demuestra que la audiencia global comparte mi mensaje.

¿Vio usted Los Bridgerton para estudiar la competencia?

Me resulta difícil ver cualquier serie en su totalidad. Hasta ahora, sólo hay dos que he seguido hasta el final: Breaking Bad y Mindhunter. De todas formas, escuché que Los Bridgerton era genial y sólo vi medio capítulo. No me interesan las historias románticas: han pasado seis o siete años desde mi última relación. Tal vez por eso mis escenas de sexo son tan deprimentes con dos jugadores, uno un gángster machista, teniendo relaciones en el baño.

No hay amor en El juego del calamar, ¿verdad?

 ¡Lo hay!, pero es una situación inusual y desesperada. La mujer se apoya en el hombre más fuerte. Tiene que encontrar algo a lo que aferrarse. Está convencida de que es amor, sino sería demasiado triste ofrecer sexo a ese hombre sólo por la supervivencia.

Hwang confiesa que escribió esta escena después de ver un reality con concursantes en una isla desierta. «Se trata de observar la psicología de las personas en situaciones extremas. Muchos se sienten atraídos sexualmente por los que consideran más fuertes o capaces de conseguir comida».

¿Pero entonces las mujeres son objetos sexuales? Por primera vez, la sonrisa desaparece. «¿Por qué me pregunta sobre la hipersexualización femenina?», replica, molesto. Y explica que su objetivo era «mostrar que, independientemente del género, hombres y mujeres están dispuestos a acciones desesperadas, cuando se enfrentan a situaciones extremas».

Pero El juego del calamar no es solo un retrato de su país. «Mi objetivo era crear algo que resonara no sólo entre los coreanos, sino en el mundo». En esta lucha a vida o muerte, las normas sociales son barridas, mientras los concursantes se sumergen en una guerra de todos contra todos, en que la vida humana es trágica, brutal y efímera.

Algunos telespectadores encontraron el cierre decepcionante, incluso LeBron James. «Respeto sus opiniones, pero no cambiaría mi final. Si James tiene un final mejor en mente, que lo escriba».

El final de Hwang insinúa hábilmente una secuela con el ganador dispuesto a enfrentarse a la organización. Pero Netflix aún no ha anunciado nada y Hwang no sabe si habrá segunda temporada. «Hay rumores inevitables por el éxito, pero tengo una película en mente […] Quizás tenga que sacar una segunda, para hacerme tan rico como el ganador de El juego del calamar».

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