Investigación demuestra la relación de factores dietéticos con salud mental

Salud

Para nadie es un secreto que comer sano trae múltiples beneficios para el estado físico. Pero la relación entre una nutrición adecuada y la salud mental no resulta tan obvia, en circunstancias de que una buena alimentación sí es muy importante y está estrechamente ligada a muchos procesos cerebrales.

La ciencia ha profundizado mucho en la relación que existe en la forma en la que nos alimentamos y el desarrollo de la salud física, pero existen numerosos interrogantes sobre cómo la alimentación influye también en la salud mental. Partiendo de esta base un grupo de investigadores de la Universidad de Binghamton y de la Universidad de Stony Brook, ambas en Nueva York, han realizado una encuesta con más de 2.600 participantes procedentes de América del Norte, Europa, Oriente Medio y Norte de África y Asia. El estudio se ha desarrollado durante un periodo de cinco años y sus resultados han sido publicados en la revista Nutrients.

El principal objetivo de esta investigación se focaliza en determinar qué alimentos, así como qué otros factores entre los que se incluyen el ejercicio, ubicación geográfica y época del año, estaban asociados positiva o negativamente con la salud mental.

Según los resultados, las mujeres jóvenes y adultas presentan un mayor riesgo de padecer angustia mental durante la primavera. Los investigadores han hallado asociaciones negativas con la salud mental en el elevado consumo de cafeína y comida rápida. Se ha relacionado con menor riesgo de problemas relacionados con la salud mental, desayunar cada día y la práctica habitual de ejercicio físico en las mujeres jóvenes.

Begdache explica que existen diferencias “críticas” en la morfología del cerebro. En este sentido indica que los hombres que siguen una dieta incluso “ligeramente saludable” tienden a reportar mejores valores de bienestar mental que se empeora si, por ejemplo, se incrementa la ingesta de alimentos procesados y comida rápida.
No solo se trata de lo que se consume, aquí también es importante ordenar los horarios de las comidas y tener buenos hábitos en otros sentidos, como hacer ejercicio y mantener horas ordenadas y reparadoras de sueño. Todos estos factores son importantes para el cuidado de la salud mental y deben comenzar desde la más temprana infancia.

En concreto, tener una dieta saludable como la Mediterránea, consumir alimentos integrales, con ácidos grasos Omega-3 y antioxidantes, reducen el riesgo de depresión.    

Los investigadores instan a que se inicien nuevos estudios en la materia para aumentar la evidencia científica sobre el importante papel que la alimentación desempeña en nuestro bienestar mental. Consideran que su estudio, aunque arroja algunas claves, está limitado por aspectos como la reducida muestra o la imposibilidad de tener en cuenta condiciones de salud existentes, factores ambientales o genéticos.

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