Uno de los principales funcionarios de inmigración de Estados Unidos quiere que el gobierno federal reanude los vuelos de deportación directa a Venezuela y aumente las repatriaciones a Cuba, dos países desde los que cientos de miles de inmigrantes han intentado llegar a Estados Unidos en los últimos años.
“Me encantaría aumentarlos. Todavía estamos dialogando e intentándolo”, dijo Patrick J. Lechleitner, director en funciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, sobre las deportaciones a La Habana Lechleitner, un funcionario con experiencia en el cumplimiento de la ley, ha estado en el Departamento de Seguridad Nacional, la agencia matriz del ICE, desde su creación. No quiso dar más detalles sobre las negociaciones en curso con los gobiernos de ambas naciones.
El jefe de la dependencia declaró al Herald que el ICE tiene que navegar por “un entorno internacional muy dinámico” en medio de vuelos de deportación cuya frecuencia puede fluctuar en función de si un gobierno extranjero está abierto a acoger a sus ciudadanos en un momento dado, una variable que escapa al control de su dependencia.
El Departamento de Estado se encarga de la política exterior y de dialogar con los gobiernos extranjeros.
“Hay ciertos países en el mundo con los que es definitivamente más difícil tratar. Algunos muy pequeños simplemente no quieren recuperar a su gente. Trabajamos constantemente con ellos para que acepten a sus ciudadanos”, explicó. “Pero no es algo nuevo. Es un problema constante al que siempre tenemos que enfrentarnos”.
Las deportaciones estadounidenses dependen de las condiciones en esos países, los recursos federales disponibles y el estado de las relaciones diplomáticas, entre otros factores.
Los vuelos de deportación a Cuba se detuvieron durante la pandemia del COVID-19 y se reanudaron de nuevo la pasada primavera.
Ha habido un promedio de un vuelo a Cuba al mes durante los últimos 14 meses, según el analista independiente Tom Cartwright, que ha dado seguimiento a las deportaciones estadounidenses durante años y es activista de Witness at the Border.
Mientras tanto, el último vuelo de deportación a Venezuela tuvo lugar en enero, poco después de que Estados Unidos anunciara sanciones cuando Venezuela prohibió a los candidatos de la oposición postularse a las próximas elecciones presidenciales.
En total, los datos federales disponibles muestran que la dependencia deportó a 122 cubanos y 1,553 venezolanos entre octubre y diciembre de 2023.
Los desafíos en torno a la devolución de personas a Venezuela y Cuba reflejan las dificultades que enfrenta Estados Unidos para deportar a migrantes a algunos países que han sido fuentes significativas de migración en los últimos años.
Varios países del hemisferio occidental enfrentan crisis socioeconómicas y políticas, lo que plantea un panorama difícil para los gobiernos de la región en su intento de abordar las causas profundas de la migración.