Koki es el hombre

Columnistas

Alfredo Coronil Hartmann

En 1964 concluía el periodo presidencial de Rómulo Betancourt, los partidos de extrema izquierda el PCV y el MIR estaban ilegalizados, desde que asumieron en pleno Congreso la responsabilidad de haber tomado el atajo insurreccional y cometido graves delitos tipificados en las leyes, también habían llamado a la abstención electoral (por cierto que la participación fué una de las mas altas que hemor tenido 95% del padrón electoral). A esos los sustituyó –como oferta electoral- toda una pléyade de dirigentes democráticos de diferenciada confesión ideológica, entre ellos el Dr. Rafael Caldera, el tribuno Jóvito Villalba y el Doctor Arturo Uslar Pietri quien representaba lo mejor del medinismo que había sido derrocado el 18-X-1945.

Uslar, además de su muy sólido pedestal literario y humanístico, había sido uno de los más brillantes precursores de la actividad publicitaria en Venezuela, junto a su amigo de siempre, Carlos Eduardo Frías, había fundado y empujó con su saber y su haber político, ARS-Publicidad, una de las más exitosas empresas de ese ramo. De allí que cuando su comando de campaña escogió como brillante slogan “Arturo es el hombre” nadie se sintió sorprendido, en mi caso al oírlo pensé que había sido el propio candidato el auspiciador del feliz recurso.

No logro acertar a recordar con precisión quien fue el autor, pero me atrevo a apostar que fue uno de estos tres candidatos: Raúl Sanz Machado, René Esteves o Enrique Lazo. En todo caso el feliz concepto, sencillo, claro y preciso, pertenece hoy a un personaje que representa todo lo opuesto al conspicuo Uslar-Pietri: el denominado Koki, líder de los descamisados de los cerros de Caracas.

El fenómeno es de un enorme interés sociológico e histórico, el Koki surge dentro del patrón siempre subyugante de Robin Hood como había ocurrido en el mundo entero con el Fidel Castro de sus primeros tiempos.

 “ EL HOMBRE” tiene tomada Caracas, lo cierto es que la atemorizante Fuerza Armada Bolivariana, dispuesta a derrotar en un santiamén al ejército de los Estados Unidos de América, observa con abierta timidez, por no decir aprehensión el impresionante despliegue de armamentos y hombres entrenados para asumir semejante reto, por parte de las «huestes» cerrícolas, los generales ( son más de los que tiene el ejército americano) se soban la barriga mientras hacen sesudos cálculos de probabilidades de un hipotético y peludo enfrentamiento con el Koki.

Desde el comienzo del “proceso” los venezolanos hemos sufrido la reiterativa enumeración de las gigantescas compras en armamentos, enseres y demás aperos militares, realizados por la “revolución bonita”: los cien mil Kalasnikoff, tanques, etc, etc . Los Sukoy  y helicópteros artillados, –independientemente que se caiga uno por semana-  dentro de aquel ritornelo de Chávez de la Revolución Pacífica PERO ARMADA resulta imposible imaginar la timidez del gobierno que permite un alzamiento descarado del hamponato urbano, justamente cuando el imponderable Mr.Biden presiona para sentar al régimen y a la “oposición” en una mesa de negociaciones en la cual no cree nadie. Una mesa coja de todas sus patas que ya huele a engañifa, una más a expensas del dolido pueblo de Venezuela. ¡Vergogna!

¿Que objeto tiene forzar a la oposición a dialogar con un régimen que ni siquiera controla la capital de la República, cuyo apoyo militar tiembla ante el Koki…

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