El jilguero, por Donna Tartt, una novela literaria escrita con audacia

Espectáculo

El jilguero es una novela literaria escrita con audacia, que conecta con las emociones del lector.

Una novela rápida, ágil, sorprendente y muy estudiada que te arrastra como una locomotora descarrilada hasta la última página.

Al empezar El jilguero vamos enfocando una habitación de hotel en Amsterdam. 

Theo Decker lleva más de una semana encerrado entre esas cuatro paredes, fumando sin parar, bebiendo vodka y masticando miedo.

Es un hombre joven, pero su historia es larga y ni él sabe muy bien por qué ha llegado hasta aquí.

¿Cómo empezó todo? Con una explosión en el Metropolitan Museum hace unos diez años y la imagen de un jilguero de plumas doradas, un cuadro espléndido del siglo XVII que desapareció entre el polvo y los cascotes. 

Quien se lo llevó fue el mismo Theo, un chiquillo entonces, que de pronto se quedó huérfano de madre y se dedicó a desgastar su vida: las drogas lo arañaron, la indiferencia del padre lo cegó y sus amistades le condujeron a la delincuencia. 

Su historia tuvo la ocasión de llegar a su final, en el desierto de Nevada, pero no.

Al cabo de un tiempo, otra vez las calles de Manhattan, una pequeña tienda de anticuario y un bulto sospechoso que va pasando de mano en mano hasta llegar a Holanda.

Con esas premisas, Donna Tartt ha escrito una obra que combina lo mejor de las novelas de iniciación con los elementos de misterio y la crítica social. 

El resultado es un texto compacto que recuerda a Dickens pero también a Paul Auster, que intriga y al mismo tiempo deja espacio para la reflexión, y que finalmente quedará como una de las novelas emblemáticas del siglo xxi.

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