“Locura por los NFT” genera una peculiar venta de clips de audio

Video Opinión

El director de cine Alex Ramírez-Mallis, que vive en Brooklyn, a manera de burla y también con el fin de aprovechar la locura sobre las criptomonedas por los tokens no fungibles (NFT), comenzó la venta de clips de audio de pedos grabados durante la cuarentena por el coronavirus.

“Si la gente vende arte digital y GIF, ¿por qué no vender pedos?”, dijo el hombre de 36 años sobre su incorporación al mercado NFT basado en blockchain.

Los audios de su programa Un año calendario de pedos registrados comenzaron a grabarse en marzo de 2020 cuando, al inicio de la cuarentena para evitar la propagación de la covid-19, Ramírez-Mallis y cuatro de sus amigos empezaron a compartir grabaciones de sus pedos en un chat grupal en WhatsApp.

Un año después de la implementación de la cuarentena en Estados Unidos, Ramírez-Mallis aseguró que podía casi identificar a los integrantes solo por sus pedos, pues entre los cuatro compilaron las grabaciones en 52 archivos de audio Master Collection de un minuto.

Quien quiera adquirir el archivo completo deberá pagar actualmente US$ 183, mientras que las grabaciones de pedos individuales también están disponibles por 0.05 ethereum, o alrededor de US$ 85 por grabación. Hasta ahora, el grupo gassy ha vendido uno a un comprador anónimo.

“Si el valor aumenta, podrían tener un pedo extremadamente valioso en sus manos”, dijo.

Inicialmente, el grupo no comenzó a grabar sus pedos pensando en las ganancias, pero el reciente boom de los NFT brindó la “salida perfecta para compartir” su gran catálogo de pedos.

“La locura de NFT es absurda: esta idea de poner un valor en algo inherentemente intangible”, dijo Ramírez-Mallis. “Estos NFT ni siquiera son pedos, son solo cadenas alfanuméricas digitales que representan la propiedad”, agregó.

La tendencia al alza sobre la adquisición de las NFT ha hecho que el concepto de vender la idea de propiedad sea de alguna manera aceptable y rentable para las masas, que están muy en línea, según explicó. De hecho, ni siquiera es la única persona que vende NFT de pedos.

Aunque es consciente de que el concepto se ha convertido en una locura, Ramírez-Mallis todavía espera sacar provecho de él. “Espero que estos pedos de NFT puedan criticar [lo absurdo] a la vez, hacer reír a la gente y hacerme rico”, aseguró, y admite que existe un precedente histórico para el concepto de NFT.

“En muchos sentidos, esto es una burbuja, pero también ha existido desde siempre”, dijo, pues hizo la comparación entre los NFT y los coleccionistas de arte ricos que compran obras caras, las almacenan, solo muestran su certificado de propiedad y luego las venden por más dinero.

“La compra y venta de arte simplemente como una mercancía para almacenar valor ha existido durante siglos y las NFT son solo una forma digital de representar esa naturaleza transaccional del arte”, agregó.

Un consultor, según New York Post, dijo estar de acuerdo con el concepto y manifestó su intención de ayudar a Ramírez-Mallis con algunos de los aspectos técnicos del proyecto porque apreciaba sus críticas “tontas pero necesarias” al fenómeno NFT.

“Al comprar un NFT, te conviertes en parte de la multitud de una novedad tecnológica que se disfraza de revolucionaria, pero que opera de la misma manera cansada del mercado del arte existente”, agregó Grayson Earle, amigo de Ramírez-Mallis y creador del proyecto de criptomonedas Bail Bloc.

No obstante, Ramírez-Mallis y Earle admiten que el arte digital detrás de los NFT a menudo es intelectual y visualmente fascinante, pero discrepan con la rapidez con que se vuelven mucho más sobre su precio que sobre su valor creativo.

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