Una falla recién descubierta en el noreste puede explicar por qué el terremoto de magnitud 4,8 de abril tuvo muy poco impacto cerca de su epicentro en Nueva Jersey, pero sacudió a millones de personas a 40 millas de distancia, en la ciudad de Nueva York.
Un nuevo estudio anunciado el lunes por el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia identificó movimientos inusuales a lo largo de la falla el 5 de abril, el día del terremoto.
Los investigadores escribieron que la falla corre de sur a norte y se hunde en la Tierra en un ángulo de 45 grados.
El día del terremoto, los lados de la falla, que no había sido cartografiada previamente, se deslizaron uno contra el otro horizontalmente, y uno de los lados se empujó sobre el otro, escribieron los investigadores.
Las ondas sísmicas suelen desplazarse hacia la superficie cuando se produce una ruptura de este tipo, y causan el mayor daño cerca del epicentro.
Pero en el terremoto de abril , la fuerza del evento se desplazó hacia abajo hasta que chocó con una gruesa capa de roca a 32 kilómetros por debajo de la superficie de la Tierra.
Las ondas sísmicas luego rebotaron hacia la ciudad de Nueva York y otros lugares a lo largo del recorrido de la falla.
Los temblores se vieron reforzados por las rocas de la región, que son duras y densas, lo que las convierte en conductores ideales de energía, según el estudio.
“Cerca del epicentro, hubo mucho menos daño o temblores de lo esperado por un terremoto de magnitud 4,8, y eso fue algo peculiar de ese terremoto”, dijo el profesor de Columbia Won-Young Kim, uno de los autores del estudio. “En la ciudad de Nueva York, se sintió como una intensidad 4, por lo que hubo temblores, por lo que todo el mundo sentirá el terremoto”.
Los investigadores identificaron la nueva falla analizando la actividad sísmica entre la superficie y el Moho, que es la capa entre la corteza y el manto del planeta.
El terremoto hizo temblar puertas, paredes y ventanas de la ciudad de Nueva York. Más de 150 edificios sufrieron daños menores, como grietas superficiales en la mampostería, según el estudio.
Se indicó que una escuela en Brooklyn tuvo que cerrar su gimnasio para realizar reparaciones y que las tuberías de gas y agua sufrieron fugas en el valle del Hudson y en Long Island.
En Newark, las autoridades evacuaron temporalmente a más de dos docenas de personas de sus hogares para inspeccionar los posibles daños causados por el terremoto.
Pero no ocurrió gran cosa en Tewksbury, la pequeña ciudad situada en el epicentro.
Desde el siglo XVII se han producido más de 500 terremotos en la región, la mayoría de los cuales han pasado desapercibidos en el momento.
Los investigadores sugirieron que la actividad sísmica a lo largo de la falla podría representar una amenaza mayor de lo que se creía anteriormente.
“El escenario realista sería que este tipo de terremoto de magnitud 5 vuelva a ocurrir”, dijo Kim. “Normalmente ocurre una vez cada 100 años, pero puede ocurrir mañana. Esa es la naturaleza impredecible de la ocurrencia de terremotos en esta zona”.
Una investigación publicada por la Universidad de Columbia en 2008 sugirió que podrían ocurrir terremotos más destructivos en la región, con una magnitud de 6 cada 700 años.
Eso sería más de 10 veces más poderoso que el terremoto de Tewksbury. Aunque los rascacielos construidos sobre el lecho de roca sólida de Manhattan podrían soportar un terremoto de esa magnitud, podría ser destructivo en barrios como Astoria y Long Island City, que están construidos sobre arcilla, sedimentos y relleno.
Según las investigaciones, cada 3.400 años se podría producir en la región un terremoto de magnitud 7, 100 veces más potente que el de Tewksbury.
El terremoto más potente registrado por los seres humanos en la región de la ciudad de Nueva York fue de magnitud 5,2 en 1884, cinco años antes de que se construyera el primer rascacielos
