¿Qué pasa en la oposición?

Columnistas

Antonio Ledezma

Lo que se haga bien de aquí en adelante, dependerá de la capacidad que tenga la dirigencia de hacer una jornada de autocrítica, para precisar las fallas, que sin lugar a dudas las hubo. Sólo a partir de esa tarea, será posible avanzar en la dirección correcta de ahora en adelante. Lo lógico sería instalar un nuevo eje de gravedad en el que participaran todos los factores identificados con la premisa -que para mí está vigente- que no es otra que luchar para que Maduro cese en la usurpación de los poderes públicos. Un eje incluyente, que deje atrás ese sectarismo tan dañino. Una dirección que cierre puertas a los infiltrados que Maduro ha colocado en los Caballos de Troya, para que una vez haber penetrado a la oposición, se encargarán de atomizarla. Una dirección centrada en una sola tarea: salir de la narcotiranía y dejar para después las facturas pendientes por cobrar y dirimir en otra coyuntura las diferencias entre los dirigentes de los partidos.

Es esencial hablarnos con franqueza, crear una atmósfera de confianza entre nosotros. Decirnos lo que tengamos que decirnos, en tono respetuoso, pero franco. Unidad no es «esconder la basura debajo de la alfombra», tampoco es una obra de teatro basada en la hipocresía de aparecer juntos en una tarima y tras bastidores la gente percibe que estamos confrontados. 

Hay que pasar la página del círculo cerrado que impuso de hecho el llamado G4. Porque si la misma dirigencia, que ha venido tomando las decisiones durante estos últimos 5 años, persiste en continuar haciendo lo mismo, sin duda será inevitable «recoger los vidrios rotos» porque seguirán cosechando sus errores. En Venezuela se debe es hablar de resistencia, no de simple oposición, porque en el país la gente está resistiendo los embates de un régimen tiránico. Otra cosa, es indispensable definir la estrategia y no repetir el sorpresivo y pernicioso zigzagueo de estar “cambiando de caballo en la mitad del rio”, tal como se hizo cuando pasamos de protestas, con la gente eufórica en las calles, e inesperadamente se pasa a mesas de diálogo que sólo dejan frustraciones y desánimo. 

Hay factores que mantienen una política de bigamia, eso es anti-ético, porque por una parte dicen estar casados con el gobierno interino de Guaidó y por otro lado, es evidente, que tienen un frente montado con Maduro. Por eso he dicho que más que dividida, la oposición está infiltrada, Maduro compró conciencias, doblegó mediante chantajes y extorsiones a individualidades. Y si eso no sé corrige, será difícil desalojar esas mafias porque tenemos al enemigo en los puestos de comandos estratégicos soplándole todo a los espías de Maduro. 

Por lo antes señalado el panorama de hoy es muy confuso, porque la ciudadanía no termina de centrarse en una agenda de lucha única y cierta. A la gente la tienen sometida a un cruce de líneas que desesperan. Es insólito que haya ahora dirigentes planteando ir a elecciones después que esa misma dirigencia promovió una Consulta Popular el pasado mes de diciembre, cuyo resultado es vinculante y por lo tanto será «una patada histórica» a esos millones de venezolanos que decidieron avalar ese proceso, que ahora se haga todo lo contrario de lo que se preguntó en esa Consulta ciudadana. Lo correcto sería articular acciones determinantes con base a los artículos 333 y 350 de nuestra Carta Magna. Esa es la vía, la otra, la de participar en elecciones regionales es “servirle a Maduro en bandeja de plata”, más tornillos para que se acomode mejor en la silla que usurpa. Yo pregunto a los que se quieren meter en ese nuevo fraude, ¿estamos en mejores condiciones que en el 2017, cuando Maduro se llevó, con su fraude, 19 gobernaciones? 

Es hora de ponerse de acuerdo, pero por la libertad y el futuro de Venezuela

@alcaldeledezma

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