Si bien el COVID-19 se manifiesta como una enfermedad leve y de corta duración en la mayoría de las personas, algunas sufren síntomas extremadamente graves; en los peores casos, estos pacientes mueren por complicaciones como insuficiencia respiratoria o tromboembolismo.
Es bien sabido que factores como la edad y afecciones médicas subyacentes como diabetes o inmunodeficiencias aumentan la vulnerabilidad a la COVID-19 grave.
Sin embargo, algunos pacientes todavía experimentan COVID-19 grave sin ningún motivo aparente.
Una posible explicación puede estar en los autoanticuerpos, que son anticuerpos que se dirigen erróneamente a proteínas específicas producidas por el propio cuerpo.
En circunstancias normales, los interferones tipo I (o ‘t1-IFN’) desempeñan un papel crucial en la defensa del cuerpo contra las infecciones virales; interfieren con la replicación viral y ayudan a movilizar el sistema inmunológico.
Sin embargo, los autoanticuerpos contra los IFN-t1 pueden neutralizar su actividad, comprometiendo los mecanismos de defensa del organismo.
Si bien la detección de estos autoanticuerpos era poco común antes del COVID-19, ha habido
múltiples informes de pacientes graves con COVID-19 que los portaban desde que comenzó la pandemia.
¿Podrían los autoanticuerpos dirigidos a los IFN-t1 ser más comunes de lo que se pensaba anteriormente?
Para responder a esta pregunta, un equipo de investigación, incluido el profesor Chiaki Iwamura de la Universidad de Chiba, Japón, investigó si los autoanticuerpos dirigidos a los IFN-t1 están relacionados con la gravedad de la COVID-19 y cómo, analizando muestras de sangre de 123 pacientes japoneses.
Sus hallazgos se publicaron en el volumen 44 del Journal of Clinical Immunology el 22 de abril de 2024. Esta investigación fue coautora del Dr. Kiyoshi Hirahara y el Dr. Koutaro Yokote de la Universidad de Chiba, así como del Dr. Ami Aoki de la Universidad de Niigata.
Los investigadores primero realizaron un inmunoensayo enzimático para detectar autoanticuerpos contra los IFN-t1 en las muestras de sangre y luego confirmaron si estos anticuerpos podían neutralizar eficazmente los IFN-t1 en cultivos celulares. “Encontramos que tres de 19 pacientes con COVID-19 grave y cuatro de 42 críticos tenían autoanticuerpos neutralizantes contra el IFN-t1.
Curiosamente, no hubo signos clínicos característicos entre los pacientes con autoanticuerpos
contra el IFN-t1”, comenta Doctor Iwamura. En otras palabras, no hubo indicios en los datos de por qué algunos pacientes con COVID-19 desarrollaron estos autoanticuerpos, incluso considerando infecciones previas, tratamientos recibidos y trastornos inmunológicos subyacentes.