Sri Lanka, país insular de Asia, ubicado en el subcontinente indio y en pleno golfo de Bengala, tan cerca de la India , que entre los múltipes nombres recibidos, está el de«La lágrima de la India», vive una situación de miseria que ya no puede sostenerse.
Las ONG, como Unicef, llevan tiempo alertando de que Sri Lanka se aproxima a una crisis humanitaria y que tiene la segunda tasa más alta de desnutrición infantil en el sur de Asia, con dos de cada cinco bebés que no reciben la dieta mínima aceptable.
El estallido de este ayer, en el que la población asaltó la residencia oficial del presidente, Gotabaya Rajapaksa, es el clima del hartazgo en una isla declarada el pasado jueves por el premier en «bancarrota». Los 22 millones de ciudadanos del país llevan meses sufriendo las largas colas debido a la escasez de carburante, alimentos y medicamentos. La inflación alcanzó este junio su noveno récord consecutivo con un aumento de hasta el 54,6%, solo un día después de que el FMI pidiera a las autoridades de la nación que frenaran la subida desbocada de precios y pusieran fin a la corrupción, tras la petición de un posible rescate.
Huyó el presidente, renunció el primer ministro
El presidente Gotabaya Rajapaksa, se vio forzado a huir este sábado del palacio presidencial en la capital, Colombo, antes de que decenas de miles de ciudadanos asaltaran su residencia oficial, hastiados por su gestión de la peor crisis económica que sufre el país desde que alcanzó la independencia en 1948.
Las imágenes mostraban a los manifestantes entrando en masa a la residencia oficial del presidente después de rebasar a las fuerzas de seguridad que trataban de proteger el edificio – con gases lacrimógenos y con disparos al aire- mientras Rajapaksa era trasladado por el ejército a un lugar seguro. «Él sigue siendo el presidente, está protegido por una unidad militar», indicó una fuente de Defensa a la Afp.
Poco después del asalto, el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, convocó una reunión de urgencia con los líderes políticos del país tras la cual emitió un comunicado en el que aceptaba la recomendación de los partidos opositores de renunciar a su cargo para dar lugar a un gobierno de unidad nacional y «garantizar así la seguridad de todos los ciudadanos».
De nada sirvieron los toques de queda impuestos ayer en varias partes de la Provincia Occidental, a la que pertenece Colombo, a raíz de una marcha convocada por estudiantes universitarios. Los manifestantes llevaban meses saliendo a la calle para exigir la dimisión del Gobierno, sobre todo desde finales de marzo, cuando se decretaron cortes de luz de más de 13 horas.
La situación es tan grave que las escuelas del país llevan dos semanas cerradas porque la falta de combustible impide que estudiantes y personal docente se trasladen hacia los centros educativos. Además, las autoridades también pidieron a los trabajadores no esenciales que teletrabajen para ahorrar en gasolina.
Gobierno de unidad o revolución
«La distribución en toda la isla de combustible debe comenzar esta semana, el director del Programa Mundial de Alimentos tiene pendiente visitar el país esta semana y el informe de sostenibilidad de la deuda para el Fondo Monetario Internacional será finalizado pronto», asegura el comunicado emitido desde la oficina del primer ministro, que trata de frenar el colapso total con la formación un gobierno de unidad, o esperar una revolución por parte de los muchos grupos.
La población es seguidora de religiones distintas al budismo, en especial el hinduismo, el cristianismo y el islam. La comunidad cingalesa es la mayoritaria. Los tamiles, que se concentran en el norte y el este de la isla, constituyen la minoría étnica más importante.
Vaya a saber hacia dónde se encaminarán