Vertiginosa caída olímpica 

Columnistas
Jesús Elorza 

Al acercarse cada día más la inauguración de los Juegos Olímpicos Paris 2024, programados desde el 26 de julio al 11 de agosto, los análisis y comentarios en torno al tema de la conformación de nuestra delegación se hacen presentes en todos los ambientes del sector deportivo y en los medios de comunicación. Algunos, solo se limitan a señalar que se han clasificado 28 atletas en 10 disciplinas deportivas. Otros profundizan sus observaciones y tratan de explicar las razones que nos han llevado a presentar una reducida delegación para dichos juegos. 

Analizando cuantitativamente el número de atletas que nos han representado en las olimpiadas durante el régimen bolivariano y revolucionario del siglo XXI, podemos apreciar que comenzaron con 50 participantes para los juegos de Sídney Australia 2000 y continuaron con 48 para Atenas 2004.

En el próximo ciclo 2008 en los juegos celebrados en Pekín o Beijín 2008 se alcanzó la cifra récord de 108 atletas conformada por 57 hombres y 51 mujeres. 

A partir de los juegos en China 2008 las cifras demuestran una vertiginosa caída de la representación de atletas en las olimpiadas 

…2012 Londres 69 atletas  

…2016 Rio de Janeiro 86 atletas 

…2020 Tokio 43 atletas  

…2024 Paris 33 atletas 

Es decir que, desde el año 2008 a la fecha de hoy hemos disminuido en 70% nuestra conformación de delegaciones atletas para participar en los juegos olímpicos. Las supuestas consignas populares y revolucionarias del régimen bolivariano Generación de Oro y Somos Potencia se desinflaron. No sería de extrañar que nuevamente comencemos a escuchar el estribillo repetitivo de que todo esto es causado por el cerco económico del imperialismo contra nuestro país.

Sin embargo, a lo largo de estos años las causas del retroceso progresivo y acentuado de nuestro deporte en los ciclos olímpicos de juegos bolivarianos, centroamericanos, panamericanos y olímpicos están claramente reflejadas en la violación de la autonomía del sector federativo, la incompetencia y la corrupción de las autoridades deportivas y el deterioro de las instalaciones deportivas por solo citar algunos elementos. 

Quizás los hechos más relevantes que han incidido en nuestro retroceso deportivo tengan que ver en primera instancia con, la suspensión de los Juegos Deportivos Nacionales por diez años consecutivos. Hecho este que coincide plenamente con el desplazamiento de nuestro país del primer lugar en los Juegos Bolivarianos. Los Nacionales fueron suspendidos en el 2013 y a partir de ese año perdimos la supremacía en los Bolivarianos. 

 En segunda instancia hay que señalar a la corrupción en los manejos de los dineros públicos asignados al deporte. Todas las Federaciones Deportivas nunca recibieron los presupuestos necesarios para el desarrollo de sus Programas Operativos Anuales (POA), El destino de los recursos del Fondo Nacional del Deporte hasta este momento es desconocido, nadie entrega cuentas del manejo de esa cifra millonaria de bolívares.

Las Selecciones Nacionales no tienen el apoyo necesario para sus concentraciones o intercambios ni en materia de pasaportes o reserva de vuelos.

Quedan para la historia de la corrupción en el sector deportes la Copa América de Futbol, el Estadio Iberoamericano de Atletismo, los Expedientes de CADIVI y los escándalos del despilfarro en los Juegos del Alba. 

En tercera instancia, la inexistencia de un programa de Asistencia Social Integral al Atleta que pueda garantizarles el pago oportuno de las becas, asistencia médica, estudios, transporte, alimentación y dotación de equipos a los atletas que conforman nuestras delegaciones representativas.

La diáspora de atletas y entrenadores generada por la crisis que hoy vive el país y que han conseguido poder trabajar y competir en otras latitudes.  Varios atletas y entrenadores olímpicos y paralímpicos han emigrado y hoy entrenan y representan a otros países como Chile, Colombia, España, Ecuador y Perú.  

Igualmente, con mucha indignación y dolor, hay que señalar que la seguridad social de los trabajadores del sector deportivo obreros, empleados y entrenadores activos y jubilados ha empeorado progresivamente; los contratos colectivos están congelados desde el año 2000, salarios de hambre, no se les reconoce la homologación de las pensiones y jubilaciones, las Cajas de Ahorro no reciben los aportes, los seguros HCM por sus pírricas coberturas prácticamente los mantienen en condiciones de «condenados a muerte», los manuales clasificadores de cargos no son aplicados y los pasivos laborales duermen el sueño del burócrata, en la larga espera de su cancelación. 

Ponerle un parao a la vertiginosa caída del deporte  requiere un cambio de gobierno, planes y programas para restituir integralmente los Juegos Nacionales, un programa de Asistencia Social para los atletas y entrenadores, acabar el flagelo de la corrupción, fortalecer la autonomía del sector deportivo federado, recuperar nuestras instalaciones deportivas, una ley de deporte que limite la dualidad de cargos en las organizaciones, que elimine la reelección indefinida, que prohíba la elección de funcionarios públicos de libre nombramiento y remoción en la dirigencia deportiva, un acuerdo con el sector universitario para la formación de entrenadores, el manejo transparente del Fondo Nacional del Deporte, la descentralización del programa Deporte para Todos y un presupuesto acorde con las necesidades del sector.