Xi Jinping iguala a Mao Zedong como amo absoluto de China

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El 20º Congreso del Partido Comunista de China, reunido desde en el Gran Salón del Pueblo, en la famosa plaza Tinanmen, el más importante en cuatro décadas porque el secretario general del partido, el presidente Xi Jinping, asegurará un tercer mandato lo que no se veía desde la muerte de Mao Zedong en 1976.

Si bien están presentes en el Congreso los 2.296 delegados que representan a todos los niveles de la jerarquía del partido en 34 provincias y regiones: jefecillos de aldeas, hasta deportistas olímpicos, astronautas o campesinos. Ello solo sirve como colorido o campaña publicitaria. 

La reorganización del partido la deciden los 370 dirigentes que integran el Comité Central del PCCh, órgano dirigente en un sistema unipartidista. En la primera fila destacan los 25 miembros del poderoso Politburó y camuflados entre ellos costaba ubicar a los llamados «siete magníficos», los mandamases del Comité Permanente, con Xi Jinping a la cabeza.

Serán esos 370 los encargados de encumbrar a Xi como señor absoluto.

Taiwan es un asunto sólo de los chinos

Si bien Xi Jinping en su discurso de una hora y cuarenta minutos, hizo una disertación del avance de China que la ha convertido en el primer país en comercialización ( dijo ser el primero en exportación e importación con 146 naciones), el más largo aplauso a fue cuando reiteró, como otras tantas veces, su promesa de «completar la reunificación de China», en clara referencia a Taiwan, la isla autónoma que Pekín considera una provincia separatista de la que tarde o temprano tomará el control. «No renunciaremos al uso de la fuerza y tomaremos todas las medidas necesarias para detener todos los movimientos separatistas», dijo el presidente chino. «La resolución del problema de Taiwan es un asunto del propio pueblo chino, que debe ser decidido por el pueblo chino», añadió.

Democracia de proceso completo

Destacó un par de veces el concepto de «democracia de proceso completo», insinuando que la única democracia que funciona es la que promociona el partido, el cual debe «ejercer un control firme sobre la ideología, asegurándose de que los medios expongan los valores correctos y fomenten una generación de jóvenes influenciados por la cultura tradicional, el patriotismo y el socialismo». Para Xi es importante «construir una cultura socialista fuerte e influir en los jóvenes y promover esa cultura en el mundo».

En su largo discurso también se acordó de la religión, pero para enfatizar en que China continuará su impulso para «sinizar la religión» y dirigir de manera proactiva la adaptación de la religión y la sociedad socialista». Y otra frase destacada fue cuando prometió que «China no se involucrará en ningún tipo de expansionismo y está comprometida con su política de apertura al mundo exterior».

Ese es el nuevo jefe chino, quien aspira al terminar este 20º Congreso haber alcanzado un poder tan endemoniado en China que Mao Zedong sólo quedará para un recuerdo demasiado remoto