Es una de las carnes más consumidas del mundo por sus magníficas propiedades nutricionales, pero precisamente la piel es la parte que más grasas acumula.
El consumo de carne de pollo no deja de crecer. De media, cada español consume unos 13 kilos de pollo al año, una cifra muy importante, aunque aún lejos de otros países.
Solo a modo de ejemplo, en Brasil se consumen 40 kilos de pollo por persona, mientras en Argentina esa cantidad se dispara hasta los 47 kilos por persona y año. Y es normal: además de tener un precio asequible, es una carne baja en grasas y apenas tiene barreras culturales ni religiosas.
De hecho, la carne de pollo es una de las más consumidas por los deportistas, ya que es rica en proteínas y aporta vitaminas y minerales. Sin embargo, son muchos los que se fijan más en el sabor que en sus propiedades nutricionales. Y entre los que anteponen el gusto a los beneficios para el organismo, hay una mayoría que disfruta comiendo también la piel del pollo. Pero ¿es bueno comer el pollo con piel?
La piel del pollo tiene un 32% de grasas; es decir, que cada 100 gramos de piel que se consume, 32 gramos son aporte graso. Consumir el pollo con piel, aumenta el aporte calórico de cada ración en un 50%, aproximadamente .
Mitos del pollo
Para Fernández Pazos y la gran mayoría de nutricionistas, «la recomendación más saludable y general en la población es retirar la piel antes de comer, para no aportar calorías ni grasas extras en el plato». Pero hay muchas otras dudas respecto a la carne de pollo que se han convertido en creencias populares muy extendidas sin tener un respaldo desde el punto de vista científico.
Por ejemplo, son muchos los que creen que la carne de pollo amarilla es mejor que la de color sonrosado, aunque no es cierto: el color varía en función de los pigmentos que contenga el grano con el que se alimente a los animales.
El maíz tiene más pigmentos que el trigo, por lo que suele generar una carne más amarillenta. Pero, además, la industria alimenticia de algunos países suele añadir pigmentos naturales en la comida de las aves para darle a la carne un color más amarillento, pero simplemente por una preferencia cultural de los consumidores.
También hay dudas sobre cuál es la mejor manera de descongelar la carne de pollo. En este caso, como en la mayoría de los alimentos, lo mejor es hacerlo en el frigorífico de un día para otro, ya que si se dejan a temperatura ambiente se incrementa la posibilidad de desarrollar microorganismos que podrían llegar a estropearlos. Por la misma razón, tampoco hay que descongelar la carne de pollo en agua caliente, tal y como hacen algunas personas.