Ramón Velásquez Gil.
Ciertamente, había una vez en Inglaterra, más exactamente en la ciudad de Liverpool, un sujeto que todos los días, desde la mañana hasta casi el oscurecer, se sentaba en una colina a ver el cielo y a la gente que transitaba en las calles más abajo.
Con la mirada perdida y sin responder a nadie, así transcurrían sus días, aunque a veces pasaban algunos sin ser visto. Este personaje era, si se quiere, un conocido desconocido pues a pesar de ser visto frecuentemente sentado en la colina, nadie sabía su nombre ni dónde vivía.
Ese año hubo un invierno muy frío en ese país boreal, el cual obligaba a hacer cualquier actividad. siempre bajo techo y que estuviere muy abrigado el lugar.
Para ese entonces, principio de años sesenta, estaba comenzando a ganar auge artístico un grupo musical al cual había cambiado de nombre en esa época.
El grupo acababa de conseguir que le alquilaran a buen precio, el local de un viejo teatro que ya no se usaba, el cual tenía un desván o ático donde se apilaban viejas sillas, atriles. e instrumentos ya inservibles pero ellos usaban la parte del escenario, para hacer sus ensayos pues la sala tenía muy buena acústica.
Ahora bien, un día muy frío, con mucho viento y nieve en que se encontraban ensayando una pieza musical en el viejo teatro y a la que le pondrían por nombre: And love Her, no encontraba George, quien era la primera guitarra del grupo, la nota correcta y exacta que le diera un sonido rítmico y a la vez romántico a la canción.
Una y otra vez ensayaban y ensayaban pero la melodía y los acordes que buscaban no salían. En algún momento del ensayo, comenzaron a escuchar tenuemente entre los gritos y sonidos de sus instrumentos y de la ventisca afuera, el rasgueado tímido de una guitarra de la cual salían notas que encajaban perfectamente en las que ellos querían componer.
El ligero sonido de guitarra acústica con bonitas notas, a veces se perdía por un rato y luego volvía. Por ello, hubo un instintivo acuerdo visual entre ellos y a una señal de Paul, guardaron súbito silencio. Entonces pudieron escuchar un poco más claramente, antes de que se detuviera, el fino toque de una guitarra, detectando así que el sonido venía del ático que servía de depósito.
Rápidamente Paul y George subieron las escaleras que ascendían al viejo y desvencijado lugar y encontraron allí, sentado en un viejo catre cubierto de cobijas, a un asustado hombre de mediana edad, vestido como indigente y con una gastada guitarra entre sus brazos..de la cual era que aparentemente salían los acordes que escuchaban.
Este, al ser interrogado por los muchachos dijo llamarse Robert. Contó que él vivía en cualquier lugar pero que el frío de esos días, lo había hecho buscar refugio en ese ático; que había sido musico pero que había perdido todo el sentido y las ganas de vivir, desde que perdió a su familia en un accidente. Era el mismo hombre que siempre veían sentado en la colina.
Una vez escuchado, Paul y George lo invitaron a bajar y a ensayar con ellos y así fue que pudieron conseguir las notas que faltaban a esa hermosa canción.
Los integrantes del grupo le compraron ropa, lo invitaron a grabar la canción junto con ellos en la empresa disquera, le compraron también una casa para que tuviese donde vivir y lo contrataron, bajo un generoso salario, para que los ayudara en los arreglos musicales del grupo.
Así las cosas, a Robert se le empezó a ver cierta mejoría en su vida personal: la música le producía un efecto muy positivo y medicinal en su actitud ante la vida pero un día, dejó de ir a los ensayos, desapareció y no se supo más de él.
Fue entonces cuando Paul, se propuso componer una canción a su memoria y así salió la más famosa canción de los Beatles, versionada y cantada por más de treinta artistas y músicos, titulada: El Tonto de la Colina la cual los invito a escuchar.
