«Podcasts» tiene un poder maravilloso en cualquier ocasión, pero hay que prepararse

El rinconcito newyorquino

MARF

Yo soy una ávida consumidora de podcasts y admiro la facilidad de su producción así como lo valioso que puede llegar a ser el contenido de cada uno.

Adoro la ventaja de que, en su mayoría, no es necesario apoyarse de imágenes para comprender lo que se dice, sino que basta con solo escuchar (tal como la radio) y es perfecto para entretenernos mientras hacemos cualquier actividad en nuestro día a día; es como un acompañante que hace todo más llevadero.

Los podcasts son el formato perfecto para que se expresen quienes tienen mucho por decir y no les gusta mostrar su rostro, para aquellos que no les es suficiente con publicar largos textos en redes sociales pero no quieren ser youtubers por ejemplo, o para quienes los utilizan como un medio para desahogarse y reflexionar.

Los temas a tratar son casi infinitos y por más raro que puedan ser, siempre hay público para todo.

Ya sea que se trate de música, cocina, ciencia, arte, política, periodismo o temas triviales que suelen tocarse desde una perspectiva más crítica y se vuelven tan importantes como cualquier otro. 

Como ya comenté, hacer un podcast es muy sencillo: para empezar solo basta con tener acceso a un dispositivo para grabar el audio y a las plataformas en las que será publicado.

Me llama la atención cómo cada vez surgen más precisamente por esa razón, pero también cómo tantas personas desean hacerlo y simplemente no saben por dónde iniciar.

Tal vez muchos de ustedes estén en esa posición y por más que hayan investigado y pedido opiniones, aún necesitan un empujoncito para finalmente hacer el primer episodio de un proyecto que puede llegar a ser muy exitoso y, como siempre, aquí estoy yo con una posible solución.

Sin pensarlo dos veces, asistan al Media Lab del Sorrentino Recreative Center y aprendan a crear y producir sus propios podcasts. 

Estoy muy segura que luego de esto, todas sus dudas estarán despejadas y tendrán la confianza para compartir sus opiniones con el mundo.

Mi consejo es el mismo que cualquier persona les diría: ¡atrévanse!, y una vez que comiencen sean constantes, solo así llegarán muy lejos.