Anécdotas de un 31 de Diciembre

Columnistas

Ramón Velásquez Gil

Esa noche, la última del año 2022, Carlos mi hijo, su esposa Gabriela; sus dos niños: Valentino y Adriano. nuestros nietos; Enit y yo, decidimos pasar el fin de año en un lugar muy famoso y concurrido de la ciudad de Miami, llamado Bay Side, en la zona del puerto deportivo de Biscayne. Por cuanto ya sabíamos por experiencia de una vez que nos tocó pagar sesenta dólares de estacionamiento, tomamos la decisión de irnos en tren.

Así que nos fuimos a la estación de tren de Medley, donde dejamos los carros; a Dios gracias me lleve el mío, y tomamos el tren que va hasta Brickell, donde hicimos transbordo a otro tren. Allí había tanta gente en ese tren, que empezó a no gustarme la vaina, pero ni modo, ya estaba montado en el burro.

Recuerdo que se subieron dos tipos con bicicletas, sobre las cuales habían adaptado enormes equipos de sonido. Bueno, nos tocó ir parados, con un niño cargado cada uno Carlos y yo. Ahora menos me gustaba la cosa.

Al fin llegamos a la estación de Bay Side, que queda como al equivalente de un quinto piso con escaleras mecánicas, eso sí.  Lo cierto fue que al llegar al lugar, menos aún me gustó el ambiente que había allí.

Debía haber más de cien mil personas en el lugar; gente de todos los calibres donde no cabía una persona más.

Se pueden imaginar no encontrar un lugar para uno sentarse ni en el suelo y además con dos niños de año y medio y dos años y unos meses. Había un enorme escenario, donde estaba una mujer cantando canciones más gallegas que en Galicia, lo cual no era música de mi gusto.

Anduvimos de aquí para allá mas no encontrábamos lugar donde acomodarnos, sobre todo para los niños. Y no suficiente en cuanto a mí, me dan ganas de ir al baño. Bueno, en ese momento es que nos damos cuenta de que, no había ningún baño. A alguien se le olvidó que, donde hay gente tiene que haber baño.

Recorrí el equivalente a siete cuadras y, ni un negocio abierto y ni siquiera un carro estacionado detrás del cual meterme. Tuve que poner el GPS para regresar y con la misma necesidad de miccionar. Carlos y Gabriela estaban entusiasmados pero Enit y yo, no mucho.

Paso otro rato, ya eran las once y cuarto de la noche y yo no aguantaba más las ganas de miccionar.

Tome la decisión de regresarme a la estación donde tenía el carro; a una hora, más o menos. Enit..también se quería ir pero decidió quedarse, por los niños.

Me despedí, después de recibir innumerables instrucciones, bendiciones y oraciones por parte de Enit, Carlos y Gabriela, para que no me perdiera en el camino, mas estaban seguros de que me iba a perder y que me encontrarían al día siguiente, durmiendo en algún banco de alguna estación de tren de Miami.

Entonces, arranque, tranquilo y sin nervios pero con ganas inmensas de orinar. Trate de concentrarme en llegar para olvidarme de mi imperiosa necesidad.

A Dios gracias..mis neuronas están muy bien pues las uso bastante y no me costo mucho abordar el tren correcto y hacer el transbordo también al tren que me llevaría a mi ansiado carro.

El sistema para llevar el conteo de estaciones de estos trenes, es exactamente igual al del Metro de Caracas, por lo cual no tuve problemas con eso.

Y bueno, como es de imaginar, por el hecho de viajar en un tren un treinta y uno de Diciembre, ya faltando cinco minutos para las doce, yo era el Único ser viviente que iba en ese vagón de tren.

Allí me agarro las Doce de la noche, todavía sin poder miccionar y sin tener a nadie a quien darle el Feliz año.

Eso si, en virtud de que el tren de Miami es un tren elevado, pude ver a mi  antojo y en primera fila por todas las ventanas del tren, aquel maravilloso espectáculo de fuegos artificiales que se dio en todo Miami.

Siendo más o menos las Doce y quince de la media noche, llegue al fin a la estación de Medley, donde estaban los carros.

Ni en la estación ni en el parking había un alma. Así que pude miccionar tranquilamente tras de mi carro pues en dicha estación, tampoco había baño. Avise a mi gente de que ya había llegado al carro y se sorprendieron de lo rápido que llegue. Así mismo, me informaron que ya estaban abordando el segundo tren.

Por otra parte me informaron también, el por qué de los tipos con bicicletas con equipo de sonido.

Bueno, la cosa es que todos los fines de semana,cuando todo el mundo, mujeres y hombres, regresan borrachos de Bay Side, ellos le alquilan la música y entonces ese gentío borracho, van bailando dentro del tren. Llegue a mi casa, que está a unos quince minutos de la estación del tren y lo primero que hice fue llamar a Enit. Me dijo que ya venían cerca. 

Pasaba el tiempo, una hora, hora y media y no llegaban ni contestaban el teléfono; yo ya estaba angustiado.

Por fin, como a las dos de la madrugada, se comunicaron conmigo: Habían tomado el tren equivocado y habían llegado hasta el aeropuerto de Miami.

Que ya venían para atrás en el tren correcto.

Llegaron a las Dos y media, todos bien gracias a Dios.

—Y a dormir al fin, ya en el 2023.

Saludos