Ramón Velásquez Gil.
Ciertamente, a veces es mejor quedarse acostado en la cama y no levantarse para no meterse uno en líos y dejar que el mundo siga su marcha. Pero no se puede. El ser humano está diseñado para estar siempre en actividad.
Ya estudiando inglés en el MDC (Miami Dade College), tuve una profesora que, por casualidad leyó un artículo que escribí. Le gustó el artículo y me pidió que le enviara cada uno de los que escribiera pues ella era amante de la lectura.
Pasó el tiempo y ya no era ella profesora mía pero yo seguía enviándole mis escritos. Un día me llamó y me dijo que si quería participar en un concurso de escritores aficionados de la universidad y que ella sería mi Sponsor.
Bueno, sin pensarlo mucho acepté y entonces, me envío todos los pormenores y normas para participar incluyendo los temas a tratar. Me aboqué al caso y comencé a escribir un artículo que no tuviese más de cuatrocientas cincuenta palabras, lo cual era una de las normas del concurso.
Ya listo el escrito, la profesora lo tradujo al inglés, que era otro de los requisitos y lo envió a los directivos del evento.
Pasaron varias semanas y me olvidé del asunto hasta que una tarde, me llamó la profesora Karim y me dijo que me había enviado un correo. Que por favor lo leyera.
Cuando leí el e-mail, resulta que mi artículo había quedado entre los tres finalistas, me felicitaba y todo bien, hasta que llegué al punto del correo en que me informaban que, el lunes diecisiete de junio, debía asistir al auditorio de la universidad para en el estrado, leer mi artículo y defenderlo en una ronda de preguntas, ante el Decano y la Directora de la universidad. Obviamente, todo en inglés.
“Trágame tierra” fue lo primero que pensé. Pues de verdad, aún no me siento con la seguridad necesaria para defender mi escrito en inglés, ante un auditorio en el que todo el mundo es de habla inglesa.
Leer el artículo sería “pan comido”, la vaina es la ronda de preguntas, para las cuales se que no estoy preparado todavía y menos ante un público cien por ciento americano.
Vamos Ramon tú puedes, me aupa la familia, los amigos, y hasta la dueña de la empresa donde trabajo, quien intentando darme ánimos me dijo:
– “Vamos señor Ramón, va a ver que lo puede hacer, eso si, bien rasuradita la barba y póngase un palto azul oscuro con una camisa azul claro,tipo americano”.
Pero que va, y es que nadie está en mi pellejo. A Dios gracias, la profesora Karim, quizás imaginándose la situación, me dejó abierta la posibilidad de que si yo no podía asistir, ella me representaba.
Después de pensarlo mucho y no poder dormir bien, opté por pedirle a la profesora que me representara y debido al susto, cómo que dejo de importarme si mi artículo gana o no.
El mayor lío es que no se como presentarme en el trabajo el lunes y enfrentarme a la señora Consuelo (la dueña) y a la Sra. Gelinette, la licenciada de recursos humanos.
Bueno, espero que no me vean hasta que se les olvide.
¡Qué vainas se busca uno!.
