Cuentos de caminos

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Cuento de Ramón Velásquez Gil

Esa tarde resolví quedarme un poco más en mi conuco desmatonando una porción para sembrar un almud de auyamas aunque ya el machete y el hacha habían doblado su peso debido a mi cansancio,  cuando eran las cinco de la tarde más o menos, decidí ya dejar de desmatonar y me evoque a poner los aperos y silla a mi caballo para agarrar el camino hacia mi casa que quedaba a una distancia un poco lejos como a cinco leguas de camino.

Monte mi caballo Castañito, mi gran amigo Zalamero y partimos a paso rápido pues se puso oscuro el tiempo con ganas de llover. Ya teníamos rato avanzando por la trocha cuando se empezaron a escuchar fuertes truenos y pronto comenzó a llover copiosamente; la lluvia era fuerte, parecía que las nubes se hubieren abierto..gotas gruesas que sonaban fuerte en el ala de mi sombrero y en el poncho que me cubría.

Parecía el sonido de un tren cuando las gotas chocaban con las hojas de los árboles y cada destello antes de cada trueno alumbraba el camino serpenteante a veces y recto en algunos pliegues de terreno.

Ya casi llegando al paso del riachuelo que discurría entre las Vegas, se empezó a escuchar un bramido sordo y cambiante, tan fuerte que se escuchaba por encima del aguacero sobre las hojas.

El pelo se me erizo y el caballo se empezó a notar inquieto, sus sentidos le indicaban Peligro más adelante.

El sonido retumbante de madera contra madera se hacía cada vez más fuerte y mis sentidos ya en alerta, pudieron determinar que el sonido se trataba de la crecida del riachuelo que venía con un alud de agua y de troncos que recogía en su camino.

En un Centelleo de pensamiento me paso por la mente el apuro en que me encontraba..fue entonces cuando talonee a mi cabalgadura a ver si llegaba a tiempo de cruzar el río sólo tuve tiempo de llegar a mi orilla y ver pasar la riada de agua, barro y troncos como un tanque imparable.

Aquel tranquilo riachuelo en que llenaba mi cantimplora al pasar a mi conuco era ahora un Bramante río con peligroso ímpetu y velocidad a veces se escuchaba el mugido de algún semoviente que había atrapado en su rápida crecida y la lluvia no paraba aunque si había amainado un poco empezó a caer la noche como una negra cobija que desaparecía todo de la poca visión nocturna que tenemos los humanos.

No me quedo más que echar mano a mi linterna de frente Winchester que nunca faltaba en mi morral.

Baje del caballo y puse pie a tierra, tal parecía que tendría que esperar bastante rato si no es que toda la noche para cruzar el río. 

Me dispuse a esperar, amarre mi caballo a un tronco al lado del camino y me senté en otro enrollado en mi poncho lo máximo que podía apague la linterna para ahorrar batería y nos quedamos en plena oscuridad mi caballo y yo, sin poder vernos uno a otro y con el tronante sonido de fondo de una enorme masa de agua a gran velocidad.

Me quedé adormilado entre el frío y lo mojado pues de repente me di cuenta que ya el sonido del agua no era tan fuerte levante la vista al cielo y no se podía ver ninguna estrella pero calcule que eran las once de la noche..algo que sólo el hombre del campo sabe hacer.

Todavía llovía pero in poco menos aunque el riachuelo ahora río aun llevaba bastante agua.

El olor a tierra mojada y agua con lodo inundaba el lugar y por el tiempo allí pasado y el nivel del agua deduje que amanecería antes de que las aguas bajarán. Ya el frío me calaba los huesos no podía esperar más además de que mi mujer y mis hijos estarían en casa sin poder dormir preocupados por mí

Lo pensé bastante, me puse la linterna y alumbre el rio se veía todavía fuerte la corriente pero ya más limpia sin troncos ni basura de hojas, caminé un poco orilla arriba y busque un buen lugar por donde lanzarme al río con mi caballo, cosa que entre la fuerza de la corriente y el nado del caballo pudiera salir a la otra orilla del paso, estaba seguro que podría hacerlo además de que sentía el impulso de llegar a mi casa y ver a los míos.

Desate el caballo, me subí y lo eché a caminar buscando el sitio que había escogido  este no se sentía muy contento de acercarse al río. Pero bueno, ya conocen la nobleza de este animal, las proezas que han realizado los caballos a lo largo de la historia son incontables, me amarre la mochila fuertemente a la cintura; me apreté el barboquejo de mi sombrero y arrime el caballo a la orilla este se notaba inseguro pero seguía mis órdenes riendatizas cuando estuvo en posición lo talonee y ambos nos lanzamos al agua la cual enseguida notamos bastante fría, sentí la fuerza de las patas de zalamero al impulsarse en el agua este comenzó a nadar afanosamente y yo sobre el trataba de ayudar con un brazo mientras con el otro sostenía las riendas..todavía pasaban algunas ramas y uno que otro tronco a nuestro alrededor entre chapoteos y gritos míos azusando al caballo fuimos acortando distancia hacia la otra orilla ya estábamos a un poco más de la mitad del río cuando de repente, sentí un brutal golpe en el costillar derecho de mi cuerpo un dolor profundo me hizo pegar un gritó y a la vez soltar por un segundo la rienda del caballo se trataba de un tronco que traía el río y que no vi venir ese segundo que solté la rienda me saco de la silla del caballo e inmediatamente empezó a llevarme el agua por un instante me vi perdido..por un brevísimo momento pasaron por mi mente mi mujer y mis hijos, y en un último esfuerzo, estire el brazo y logre alcanzar el pico de la silla donde me agarré con todas mis fuerzas !vamos zalamero, sácame de aquí!! grite al caballo este como si me hubiera entendido, redoblo sus esfuerzos, increíblemente pude sentir la aceleración de sus patas bajo el agua y en unos segundos que parecieron siglos ganamos la otra orilla.

Mojado de pies a cabeza comencé a hacerme inventario.  No había perdido nada en la aventura de cruzar el río, la mochila casi que la pierdo pero se sostuvo..sólo el poncho se me salió de un brazo pero quedó colgando del otro y no se fue revise a zalamero mi caballo y estaba bien, no tenía ningún rasguño ni herida sólo algo agotado por el esfuerzo.

Entonces decidí continuar mi camino hasta mi casa.

Ya habiendo avanzado un poco en el camino, de pronto sentí a zalamero ponerse en alerta al parar las orejas..yo instintivamente también me puse en alerta esperando encontrarme con algo en cualquier recodo del camino de repente y muy tenue se escucho un sonido a lo lejos detuve el caballo para escuchar bien,  pude establecer que era el latido de un perro decidí continuar y pronto los latidos se empezaron a escuchar más claros !un perro por aquí a dishoras? me pregunte..en todo caso, era inminente que me iba a encontrar con el perro cuyos latidos se escuchaban cada vez más cercanos al pasar una curva pude ver entonces, a la tenue luz de mi linterna Winchester, a lo lejos donde ya casi no llegaba la luz, la silueta de un perro y de una persona que se desdibujaban contra una minúscula luz de una linterna que la persona traia..!Epa quien es?..grite a la persona…!Ramón eres tú, soy Enit! Tamaña sorpresa para mí !Si soy yo Enit! respondi apeándome del caballo de un salto y corriendo hacia ella..

!salí a buscarte al ver que no llegabas Ramón!!..dijo ella !Gracias Enit! le respondí al alcanzarla y fundirnos en un abrazo.

Que grande son las mujeres, pensé. 

Fin. 

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