Ramón Velásquez Gil
Ciertamente, son muy pocas las personas a las que no les gusta el exquisito sabor de un café. Y es que inclusive solo el olor de un café recién colado, despierta una agradable sensación de bienestar.
La composición química del café es enorme pero la más importante por supuesto es la cafeína junto con algunos alcaloides y aminoácidos.
De todos ellos, la cafeína tiene la esperada encomienda al consumirlo, de despertar y sacudir al cerebro y a las alertas del cuerpo, con la intención de acondicionarlo para los quehaceres inmediatos.
Es esta a mi entender, una cuasi definición de uno de los por que bebemos café. El consumir café, es un gusto que generación tras generación hemos aprendido de nuestros ancestros, haciéndolo un artículo imprescindible en casi todos los hogares del mundo. No obstante, tras una buena taza de café, también se concertan negocios, así como relaciones de amistad, relaciones amorosas, etc.
Y es tan agradable el consumir un café como el invitar a alguien a tomar una taza de café. Por otra parte, cuando consumes una taza de café sin compañía de alguien, siempre te ayudará a pensar con claridad y con toda seguridad, será una ayuda para conseguir una respuesta a algún problema pendiente.
Por último, se podría decir que, la sensación reconfortante de un café ante un clima frío, corresponde a uno de los placeres de la vida. De allí el cuento del tipo que va donde el médico y le pide a este: Dr. quiero que me ayude a llegar bien a viejo.
Entonces el Dr. le pregunta: ¿Come usted bien? Cómo poco y muy sano, Dr. ¿Bebe alcohol? muy pocas veces Dr. ¿Mujeres? Tuve una hace tiempo. ¿Fuma cigarrillos? Nunca. ¿Bebe café? Jamás. Y entonces, ¿para que coño quiere llegar usted a viejo? le responde el Dr. Acertada apreciación del médico, a mi entender pues la vida es corta y es nuestra propia responsabilidad, el hacerla lo más llevadera que se pueda.
Por lo demás, es el café, un placer barato al alcance de todos.