En Un Día de Pesca

Fecha:

Ramón Velásquez Gil

Ciertamente, de vez en cuando hecho el cuento sobre alguna anécdota mía, cuando me parece que vale la pena contarla. Esta, creo les resultará interesante pues se trata de un evento de enfermedad que padecí, en un lugar bastante inhóspito y salvaje. 

Ocurrió en una época de Semana Santa en que habíamos hecho campamento en el lugar denominado “El Burro”, Parque nacional Aguaro Guariquito; un lugar muy tranquilo y especial para acampar con la familia pues este era atravesado por un río pequeño de aguas cristalinas y apta para los niños bañarse . 

No obstante,..el día Martes Santo,..decidimos designar un grupo de nosotros, para ir a pescar al Río Guariquito pues queríamos comer pescado en el campamento y no teníamos. 

Entonces, salimos hacia el río Guariquito en Dos camionetas, mi cuñado Zoilo, Vicente, Pancho, otro que no recuerdo y mi persona. Llegamos a orillas del Guariquito, donde Aladino, un amigo nuestro que tenía una quesera en el lugar, como a las Diez de la mañana pues el viaje desde el campamento tardaba dos horas sabana adentro. 

Después del saludo de rigor y regalarle una botella de Ron Cacique, Aladino nos prestó su lancha y a un hijo de él,..para pescar con un chinchorro (red) ya que este era un rio ancho, navegable y peligroso pues estaba “cundió”de Caimánes, Caribes, temblador y peces de todo tipo como Bagres Rallaos, coporos, etc. 

Salimos a la pesca, para tirar el chinchorro, en cuyo proceso se utilizan dos lanchas; pero si solo se dispone de una, entonces unos se quedan el la orilla..con una punta del chinchorro y otro va lanzando el mismo desde la lancha en forma de circulo y después, se va recogiendo cerrando el círculo con la otra punta en la orilla.

Bueno, yo quede en el grupo que iba en la lancha, a la cual le entraba agua por un pequeño agujero, lo cual le mojaba los pies a uno. 

El agua estaba fría y creo que fue cuando me moje los pies descalzos que, comencé a sentir un dolor agudo en un costado, el cual iba subiendo de intensidad cada minuto. 

Yo ya sabía lo que me estaba ocurriendo pero traté de aguantar, ya que no quería entorpecer la pesca. Era la tercera vez que me padecía de un cólico nefrítico. 

En un momento el dolor era tan intenso que no pude más y le dije a zoilo lo que tenía y que me llevara a la orilla para acostarme en el suelo mientras sacaban el chinchorro. 

Me quede en la orilla, ya casi desmayado por el intenso dolor mientras subían la red a la lancha, ya con muchos pescados, incluyendo una manta raya que, con mucho cuidado fue devuelta al agua…pues empezó a “parir” muchas mantarayitas. 

Trataron de pararme para subirme a la lancha pero a cada movimiento, se me triplicaba el dolor. 

De regreso donde Aladino, el hijo de este hizo mención de que un poco más rio arriba, había acampado otro grupo de pescadores, entre los cuales había un médico. 

Al escuchar esto, vi un punto de salvación e inmediatamente le dije a zoilo que me llevara rápido hasta ellos; si había un médico debía haber medicinas. 

Nos fuimos zoilo y yo en la lancha navegando río arriba, hasta que llegamos a ese campamento. El mundo es pequeño, si había un médico en el campamento y se trataba de un amigo mio; era el Dr. Elias Perez Malo, quien al verme el estado en que yo estaba, se asustó. 

Ramon, que haces por aquí, ¿qué te pasa? me preguntó. Ni siquiera lo saludé, solo le dije con palabras entrecortadas: coño Elias, creo que tengo un cólico nefrótico, no soporto el dolor, dame algo le imploré. 

Déjame ver qué consigo por allí, me contestó-  Empezando a buscar en su camioneta. 

Regresó con unas seis pastillas de varios colores diferentes. 

Tómatelas todas juntas, me dijo Y por cuanto lo que había disponible en el campamento era un thermo de Koolay, con eso me tome las seis pastillas. Dale rápido a tu campamento y que te lleven a un hospital, me aconsejó.  Ni le di las gracias pues no podía hablar debido al intenso dolor. 

Navegamos de nuevo hasta donde Aladino y ya los que se quedaron, tenían todo listo para arrancar a nuestro campamento en El Burro. 

En aquel entonces, tenía yo una camioneta Ford Bronco que había llevado al viaje de pesca. Obviamente yo no podía manejar; así que me acostaron en el asiento trasero de la camioneta y pancho se puso al volante. 

Pero que va, no soportaba los brincos de la camioneta en la trilla de tierra y llegó un momento en que le dije a pacho que parase para bajarme. 

Pancho, tan asustado como yo adolorido (después contó que él creía que yo no llegaría vivo), detuvo el carro y entonces, cómo pude, me bajé y empecé a caminar doblado por la mitad, por la sabana mientras que pancho con la camioneta, me seguía al mismo paso, al igual que la otra camioneta que venía detrás. 

Ninguno daba medio por mi en esos momentos; lo que todos pensaban era en cómo iban a dar la noticia de mi muerte. 

Cuando iba caminando lentamente por la sabana, recordé las palabras de un cuñado mío que siempre decía, que las manos de uno “tienen energía” 

Entonces me coloqué la mano derecha sobre el Riñón Derecho; allí la dejé mientras caminaba. Diez pasos más tarde, comencé a sentir una muy leve mejoría en el dolor. 

Eso me dio ánimo y apreté más la mano sobre el riñón. 

Diez pasos más y menos dolor y así sucesivamente.  Cuenta pancho quien me seguía de cerca, que el comenzó a notar mi cambio de color, de verde oliva que tenía a otra vez mi color natural. 

Llegó un momento en que sentí tanto alivio que, le hice señas de que me volvería a subir a la camioneta. Subí al asiento delantero, lo eché hacia atrás y le dije que fuese a velocidad un poco más rápida,..a ver si aguantaba. 

Sin quitarme la mano en ningún momento del riñón derecho, me hundí en un sopor de sueño, del cual solo desperté cuando llegamos al campamento del burro y me sentía como vuelto a nacer, solo con un pequeño dolor aún. 

Nunca supe qué pastillas me dio Elias o si fue mi mano quien me quitó el dolor. Me acosté en mi hamaca en el campamento y al día siguiente amanecí como si nunca hubiese estado tan cerca de irme. 

Después de eso, mis manos siempre las he utilizado para curar algunos dolores, con algo de éxito. 

Saludos.

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