Prohibido decir la palabra con “R”

Columnistas

Juan Eduardo Fernández “Juanette”

Desde que comenzó la guerra entre Ucrania y El país con “R” los gestos simbólicos para condenar los ataques no se hicieron esperar. Primero la FIFA sacó de un plumazo a la selección de futbol del país que comienza por “R” y termina con “A”.  Después marcas como Apple, Ikea, Adidas, etc. También se fueron de esa nación que no se puede mencionar. 

Además, como ya sabemos, al país que gobierna el Presidente “P” se le impusieron sanciones económicas para tratar de detener los ataques sobre Ucrania. Sin embargo, al ver que esto no surgió efecto, personas y países continúan aplicando gestos simbólicos por todos lados para tratar de parar la guerra. 

Un ejemplo de esto es la heladería Caseratto, ubicada en la ciudad argentina de Córdoba, que dejó de vender el sabor “Crema Rxxa”, como muestra de apoyo a Ucrania. Asimismo, la F1 rescindió el contrato al piloto Nikita Mazepin que nació en el país que no podemos ni mencionar, pero que no tiene nada que ver con la guerra. 

Algo similar hicieron en El Festival de la canción Eurovisión, ojo no quiero decir que sacaron a Nikita Mazqepin, sino que no dejaron participar a los paisanos del piloto en cuestión (que tampoco tienen que ver con la guerra), del popular concurso de canto. Igual pasó con El Festival de Cine de Toronto, y hasta Netflix y TikTok se sumaron a este repudio mundial. 

Debo aclarar que las marcas y eventos descritos acá son solo una muestra ínfima, porque prácticamente todo el mundo eliminó cualquier participación de los ciudadanos Rxxos de sus eventos, y casi todas las compañías conocidas dejaron de prestar servicio en el país que comienza por “R” y termina por “A”. 

Pero lo más cumbre ocurrió en el grupo de WhatsApp que tenemos en la familia. Resulta que yo tengo una prima que se llama Sarahí, a quien cariñosamente le decimos “La Rusita” (lo tuve que escribir para que entendieran ¡disculpen!) por lo que se decidió unánimemente sacarla de todos los grupos familiares, así como de Facebook. 

En nombre de mi familia debo aclarar que no tenemos nada en contra de mi prima Sarahí, de hecho, la sacamos de los grupos por culpa de mi abuelo, quien la apodó así. En fin, este acto ocurrido dentro de mi familia, sumado a los antes descritos en esta columna, tampoco han detenido la invasión a ucrania. 

Afortunadamente somos una sociedad civilizada que no solo ha inventado los más grandes adelantos tecnológicos, sino que sobrevivimos a una pandemia; Por lo que somos capaces de escuchar (pero no respetar) a todo aquel que no piense como la mayoría.

Tal es el caso del director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim, quien el 5 de marzo tuvo la descabellada idea de pedir que no se excluyeran ni a los artistas ni a las obras del país que no se puede nombrar: «No me parece correcto que Occidente cancele automáticamente la colaboración con músicos rusos. La mayoría es gente que no tiene nada que ver con Putin o que no tienen buena opinión de él».

Aquí quiero aclarar y recordar que la invasión la está llevando adelante un gobierno, y no la población de aquel país Porque mientras la guerra se desarrolla desde escritorios ubicados en los palacios de gobierno, el pueblo siempre es el que se jode (rusos y ucranianos)

En fin, mientras todo el mundo sigue con sus actos simbólicos, los que tienen que ofrecer actos concretos (Hola OTAN, hola Unión Europea) siguen sin hacer nada. Bueno casi nada, porque paradójicamente esta semana el gobierno norteamericano, es decir Estados Unidos (tierra donde viven todos los súper héroes tanto de Marvel como de DC), visitó a Súper bigote para que resolvieran un eventual desabastecimiento de combustible…

Linda la geopolítica ¿No les parece?

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