Johan López
Inicio este texto jugando “posición adelantada” ante cualquier refutación que pretenda acometer Villegas por lo acá señalado. Es decir, Villegas tiene todo el derecho de refutar y contravenir lo que acá voy a indicar.
De allí que antes de desarrollar mi texto, me gustaría que el periodista responda a estas dos interrogantes: ¿Es Nicolás Maduro actualmente un usurpador del Poder Ejecutivo? ¿Todos los poderes públicos son (o no) ilegítimos a partir del 10 de enero de 2025 cuando avalaron, validaron y acompañaron la asunción de Maduro como “presidente” de la nación?
Pero Vladimir no está en posición —creo yo— de responder estas interrogantes. Y no porque no tenga una respuesta efectiva para ellas, pasa que la respuesta lo pone en evidencia, lo compromete.
Villegas sabe que Maduro usurpa un poder público (el más importante, dado el carácter presidencialista de nuestro país) y que está allí ocupando de forma arbitraria el Ejecutivo por obra y (des) gracia de las FFAA.
De igual forma, también el periodista sabe que la Fiscalía General, las FFAA, la Contraloría, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y los demás poderes públicos (que ya estaban fuerte y justificadamente cuestionados por la opinión pública nacional e internacional) están en desacato con la Constitución y, principalmente, con la voluntad soberana expresada en el voto el 28 de julio del año pasado.
En el orden de lo anterior, Vladimir sabe que los poderes públicos avalaron y certificaron un despropósito antirrepublicano descomunal el 10 de enero de 2025 cuando acompañaron, consintieron y validaron la asunción de Maduro como presidente de Venezuela. Pero Vladimir, seguramente, no se hará cargo de las preguntas formuladas que, de más está señalar, están muy lejos de ser preguntas ociosas y sin fundamentos.
Las mismas buscan tocar el núcleo duro de nuestras formas republicanas y cómo el chavismo las erosionó de tal forma que sólo responden a los intereses y fines del PSUV-Gobierno.
¿Por qué el periodista no hace énfasis en esas dos fechas (28 de julio de 2025 y 10 de enero de 2025)? ¿Por qué tanto afán en querer “pasar la página”? ¿Se puede seguir adelante en una aparente normalidad republicana luego de tamaña estafa a la nación y a los estamentos más básicos de la república? Parece que sí, que Vladimir prefiere enfocarse en crear una SENSACIÓN de república que no es tal.
Y no es tal porque no sólo birlaron la voluntad popular, sino que, además, sobre la base del robo a la voluntad popular el 28 de julio del año pasado, el chavismo gubernamental nos obliga a llamar presidente a un tipo que no mostró un solo dato que así lo certifique.
Más todavía: ¿cómo pretendía Vladimir que los venezolanos acudiesen a un proceso electoral organizado exactamente por las mismas instituciones estatales que avalaron, validaron y apoyaron la asunción írrita y espuria de Maduro aquel 10 de enero luctuoso de 2025?
Lo acontecido el 28 de julio de 2024 no es un episodio más dentro de las diversas e infaustas formas que ha encontrado el chavismo para cag4arnos la vida a los venezolanos; se trata del desconocimiento más aberrante e inédito a la voluntad popular que se haya visto desde 1957 para acá, cuando Pérez Jiménez se hizo un plebiscito a la medida para prolongar su ya arbitraria estadía en el Gobierno nacional.
Las dictaduras siempre insisten, insisten sobre la base de la tropelía y el irrespeto más elemental a las libertades.
No lo sé, pero tengo la impresión de que Vladimir y otros, como Capriles y Requesens, insistente en “lavarle la cara” al chavismo gubernamental. Y eso se puede evidenciar cuando uno se pregunta algo bastante básico como lo siguiente: ¿A quién le urge generar una sensación de normalidad democrático-institucional?
La respuesta es una sola: al chavismo, claro está. De tal forma que la narrativa de “salgamos a votar y derrotemos la abstención” que tanto pregonan Villegas, Capriles o Requesens por todos los altoparlantes de los que dispone la dictadura —qué casualidad que ahora estos dos últimos los citan y hasta salen en las pantallas de VTV o Globovisión— no es más que una narrativa ABSOLUTAMENTE FUNCIONAL al chavismo y su afán de querer mostrarse como un Gobierno democrático.
Claro, luego del robo de la elección presidencial del 28 de julio de 2024 y la falsa asunción de Maduro el 10 de enero de 2025, el chavismo sabía que las críticas y cuestionamientos vendrían desde distintos puntos ideológicos y políticos.
Así fue. Derechas e izquierdas (de estas últimas, hubo apoyos incondicionales previsibles: Cuba, Nicaragua e intelectuales como el español Juan Carlos Monedero y el argentino Atilio Borón) coincidieron de forma casi unánime que Maduro se robó la elección del 28 J y su asunción le asestó un golpe certero y mortal a la ya maltrecha democracia venezolana.
Villegas, Capriles y Requesens se parecen mucho a los tiktokeros e influencers (muy cercanos al chavismo, por cierto) que nos van mostrando los parajes más hermosos de nuestro país, sus costumbres, sus tradiciones, su gente… tan asépticamente, tan normalito todo; como si el país no estuviese dominado por una cleptocracia, por una camarilla de militares corruptos al servicio del despotismo chavista instalado en el poder gubernamental desde hace más de un cuarto de siglo. Lo dicen así, sin más, sin que se les mueva un pelín la conciencia.
Impertinente cuestión
Dicen que nuestras playas son de las mejores del mundo (de eso no hay dudas) y que nuestros rones y cacaos le disputan el sitial a las mejores bodegas y cacaos del mundo (tampoco se cuestiona).
Pero todo eso se dice “en el aire”; allí no entra la impertinente cuestión de los presos políticos, de los desaparecidos, de los torturados, del salario mínimo a menos de dos dólares mensuales, la diáspora más grande de América Latina, la corrupción desaforada, el quiebre de la voluntad popular, el desmontaje de la institucionalidad republicana más elemental, entre otros.
Nada de lo anterior entra en las postales hermosas que muestra la hija de Diosdado Cabello cuando, muy linda la chica, muestra sus dientes perlados y nos dice que Venezuela es el mejor destino del mundo.
Y sí, es un destino hermoso en sentido amplio. Lamentablemente, sobre esas faunas, esos paisajes, ese gentilicio de gente alegre y dicharachera; se apoltronó un proyecto político venenoso. Uno que no sabe SER fuera de la estructura Gobierno.
El gendarme necesario
Sí, mil veces sí: somos un gran país, lástima que nuestro destino —en los últimos 26 años— está atado a ese proyecto político que poco o nada tiene de republicano. No obstante —lástima también—, nuestras formas políticas siguen despidiendo, por todos sus poros, ese republicanismo a los coñazos sobre el cual medraron los adecos y los copeyanos y que, sin dudas, fue el caldo de cultivo (ya estaba allí desde el siglo XIX) para que el chavismo tomara cuerpo, echara andar con su lógica populista y caudillista, tan José Tadeo Monagas o Guzmán Blanco.
De allí, de esos lodos, surgió nuestro “gendarme necesario” aquel 4 de febrero de 1992. Hoy nos quejamos con justa razón del chavismo gubernamental.
Pero no olvidemos que el chavismo no cayó de Marte; estaba allí, en estado larvario, esperando ser encarnado por un nuevo César redentor. Y llegó el hombre. Cantaba de forma estertórea “La gata bajo la lluvia”, echaba cuentos y hasta nos parecía gracioso (total, el tío con plata nunca es antipático).
Hasta que un día el gendarme necesario murió doblemente: física (ya había en marzo de 2013) y simbólicamente (el día de su cumpleaños, 28 de julio de 2024, se le propinó la derrota electoral más grande en su historia).
A sus herederos no les quedó de otra que sacar el garrote y decir, sin empacho alguno, que “ganaremos como sea” y así fue. Mientras ello acontecía, el desmemoriado Vladimir Villegas, Capriles y Requesens invitaban al pueblo venezolano a votar, como si eso no se hubiese hecho el 28 de julio de 2024 o el 6 de diciembre de 2015 cuando los factores opositores ganaron por amplio margen la Asamblea Nacional.
En fin, Vladimir saca muy mal las cuentas; nos dice, de forma (casi) cándida, que hay que votar para no darle todo el poder al chavismo.
Como si los gobernadores y alcaldes “opositores”, en su momento, fueron un factor opositor real. ¿En qué consistió la oposición de Rosales en Zulia o Garrido en Barinas? ¿En serio, Vladimir? ¿En qué va a consistir la oposición de Bernabé Gutiérrez o “El Burro” Martínez? ¿Dime cuál es el mecanismo a partir del cual estos factores opositores le hacen la contra al chavismo? ¿No te parece, digo yo, Vladi, raro que el chavismo le haya levantado las inhabilitaciones a Capriles y a Requesens? ¿Por cierto, estás pidiendo la liberación de los periodistas apresados por el chavismo con la misma insistencia con la que llamas a votar en cuanta elección haga el aparato chavista (sí, Vladi, leíste bien: aparato chavista)?
No me extiendo más. Como decimos en mi anhelada Cumaná: “allá tú”. El pueblo, al no salir a votar, también se expresa políticamente, déjate de esas necedades de decir que la abstención esto y aquello.
Hay abstención cuando hay república, cuando hay leyes y Estado de derecho y la gente no sale a votar por distintas razones. Lo del 25 de mayo no fue una elección de nada.
Ahí tienes la “elección” de Narnia (perdón, Guayana Esequiba). ¿Sabes qué connacionales votaron ahí, Vladimir? ¿En qué territorio va a gobernará Neil Villamizar, el flamante gobernador electo de Narnia? ¿Sigues sin verlo, Vladimir? ¿Aún no te parece todo eso una charada? No, Vladimir, tu jueguito del imparcial republicano (sobre los rastrojos de una república hecha trizas) no convence, no “hace tilín” por ningún lado.
Resulta medio bufo verte haciendo maromas para tratar de hacernos creer que sí, que sí se salimos a votar podremos salir de una cleptocracia (por cierto, los millones que estamos derramados por el mundo no podemos votar, como sabes).
Te diré como me dijo una tía hace años: valórate, chico, ten un poquito de dignidad. Si la gente no salió a votar, eso también es parte de la voluntad popular; una que descree en el Gobierno y sus instituciones (porque el CNE, el TSJ, la Contraloría y la Fiscalía General son el Partido-Estado-Gobierno).
Así que respeta esa decisión soberana que no fue dictaba por un poder metafísico ni nada de eso. Es la racionalidad sensible y arrecha de un pueblo cansado de tanta ignominia, de tanto dolor a cuesta.
Deja que esas expresiones POLÍTICAS se efectúen. No hagas ejercicios de moralización sobre el pueblo y su soberana decisión de no acompañar a los cleptócratas en su afán de dar la IMPRESIÓN de democracia, cuando todo ello se ha perdido.