Las cenizas de Ángela: Una novela de memorias escrita en presente

Espectáculo

A pesar del título de la obra, este libro está protagonizado por Frank. Frank McCourt para ser exactos. 

Después de una infancia de penurias, Frank consigue cumplir sus sueños cuando, con mucho esfuerzo, llega a Nueva York y trabaja como escritor. 

La obra cuenta la infancia del propio autor, Frank McCourt, desde su nacimiento en Brooklyn, Nueva York, en 1930, como primer hijo de Malachy y Angela McCourt. 

A la familia pronto se le sumaron varios hijos más: Malachy, en 1931, los gemelos Oliver y Eugene, en 1933, y una hermana, Margaret, en 1934. 

Tras la muerte de la pequeña Margaret con tan sólo unas semanas de vida, sus padres deciden volver a su nativa Irlanda. 

Allí mueren también los dos gemelos, y nacen otros dos hijos, Michael (1936) y Alphie (1940).

La vida en Irlanda, y especialmente en Limerick, no era fácil en aquella época (años 30 y 40), y el libro la recoge con crudeza. 

La familia McCourt vive en una casucha minúscula en una callejuela sucia, con una sola bombilla y conviviendo con las pulgas y los chinches, y comparten una única letrina con sus demás vecinos. 

El padre, vago y alcohólico, apenas logra mantener ningún trabajo, y cuando lo hace es sólo para poder comprar más bebida. Así, la familia se ve obligada a vivir de la caridad, subsistiendo principalmente a base de té y pan.

El padre de Frank consigue finalmente un empleo durante la Segunda Guerra Mundial, en una planta de defensa en Coventry (Inglaterra), pero pronto deja de enviar dinero a su familia, que depende únicamente de lo que logra obtener la madre de Frank, sin trabajo y con escasa ayuda de sus familiares, que no aprueban su matrimonio con un norirlandés. 

Los hermanos mayores, Frank y Malachy, comienzan a ayudar en lo que pueden, recogiendo trozos de carbón o madera de las calles, hasta que el joven Frank cae enfermo, con tifus y conjuntivitis. 

Poco después, la familia se ve obligada a abandonar su casa e irse a vivir con un familiar lejano que no siente ninguna simpatía por ellos. 

Frank consigue poco después sus primeros trabajos como repartidor de telegramas, y comienza a soñar con la posibilidad de volver algún día al lugar donde nació, los Estados Unidos. 

De hecho, el libro termina cuando Frank consigue ver cumplido este sueño, embarcándose para América a la edad de 19 años.

Parece la clásica historia ambientada en el Estados Unidos en el que los sueños se cumplen, sí. Pero esta, está contada con maestría. 

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