Este año, dedique un momento a pensar en una nueva forma de donar

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En esta temporada de donaciones, el sector sin fines de lucro de la ciudad de Nueva York enfrenta crisis superpuestas que están debilitando el tejido mismo del apoyo comunitario a millones de neoyorquinos. 

 En  las últimas semanas, los medios de comunicación  han detallado la pesadilla burocrática que las organizaciones sin fines de lucro han enfrentado durante años: demoras crónicas y fallas sistemáticas en los pagos del gobierno están empujando a muchas de ellas al borde del colapso financiero.

Las organizaciones sin fines de lucro son la columna vertebral de programas de servicios sociales críticos para millones de neoyorquinos en educación, atención médica y desarrollo comunitario.

Sin embargo, a nuestra comunidad sin fines de lucro impulsada por una misión se le ha pedido que siga adelante a pesar de unas condiciones que ninguna empresa del sector privado aceptaría, incluidos pagos con demoras graves, ciclos de reembolso impredecibles y obstáculos administrativos asfixiantes.

Estos retrasos en los pagos suelen extenderse durante muchos meses, a veces incluso años, y no son solo inconvenientes, sino amenazas existenciales. Las organizaciones se ven obligadas a echar mano de fondos de reserva, solicitar líneas de crédito de emergencia o recortar drásticamente los servicios solo para mantenerse a flote. Algunas se han visto obligadas a reducir el personal o a cerrar por completo. 

Las organizaciones sin fines de lucro también enfrentan un cambio radical en su relación con los donantes privados y los miembros de la comunidad que las apoyan, quienes cada vez quieren una participación más significativa que vaya más allá de simplemente firmar un cheque. En todo el país, existe un creciente escepticismo hacia los enfoques institucionales tradicionales, impulsado por una disminución más amplia de la confianza en las organizaciones establecidas.

Los vehículos de donación flexibles, como los fondos asesorados por donantes, ofrecen una creatividad sin precedentes en la forma en que los partidarios pueden actuar en las causas que les interesan. 

Este cambio en el funcionamiento de la filantropía presenta en realidad una enorme oportunidad para reimaginar cómo apoyamos a las comunidades vulnerables de Nueva York, y debería ser parte de la solución a los desafíos de la contratación.

Las organizaciones comunitarias deberían trabajar para reducir las barreras a la participación, facilitando que los miembros de la comunidad contribuyan de maneras que se sientan auténticas y tengan impacto. En Brooklyn Org, estamos afrontando este desafío de frente. Hemos renovado nuestra marca para que nuestro nombre refleje un enfoque más accesible y menos institucional para conectarnos con los residentes de Brooklyn. 

Pero este cambio va mucho más allá de un cambio de nombre superficial: implica crear múltiples vías de participación para los neoyorquinos que van más allá de hacer grandes contribuciones financieras. Implica invertir en nuevos programas que brinden oportunidades de voluntariado, donaciones a pequeña escala y participación comunitaria directa. 

Las fundaciones comunitarias también deben transformar la ayuda que brindamos a las organizaciones sin fines de lucro para que desarrollen sus propias capacidades. Brooklyn Org ha ayudado a más de 250 organizaciones sin fines de lucro a comprender cómo contar sus propias historias de manera más eficaz, llegar a audiencias más amplias e incluso reclutar nuevos miembros para la junta directiva aprovechando la tecnología de inteligencia artificial y las nuevas técnicas de divulgación digital.

También debemos ampliar nuestra comprensión de quiénes pueden ser donantes, yendo más allá de la recaudación de fondos transaccional para crear conexiones comunitarias genuinas. En lugar de apuntar a los mismos grupos de donantes tradicionales, debemos trabajar para involucrar a un grupo más diverso de simpatizantes, desde el punto de vista racial, económico y generacional. Esto significa lanzar nuevas iniciativas, como programas de membresía, que se centren en construir relaciones y experiencias sostenidas. 

Este momento de desafío es, en realidad, un momento de potencial increíble. Si reimaginamos la filantropía (haciéndola más accesible, transparente y significativa a nivel personal), podemos crear un ecosistema comunitario más sólido, comprometido y solidario. 

Nueva York siempre ha respondido a los desafíos con innovación, y este momento no debería ser diferente. El futuro de la donación no se trata de instituciones, sino de conexiones, de empoderamiento y de reconocer que cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de la comunidad que queremos ver.

Jocelynne Rainey es la presidenta y directora ejecutiva de  Brooklyn Org .

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