Un asambleísta de Long Island notificó al estado que la isla podría querer separarse del resto del estado y convertirse en su propio estado, el estado número 51.
No es muy probable, pero las implicaciones financieras serían enormes. Y sí, si llegara a suceder, la población pagará por ello.
El asambleísta republicano Keith Brown de Long Island hizo la declaración sobre la secesión en el pleno de la Asamblea a fines del año pasado cuando él y sus colegas debatían un aumento salarial de $32,000.
Brown dice que Long Island es «un cajero automático para la ciudad de Nueva York» y afirma que tiene suficiente dinero y servicios locales para hacerlo solo.
Se ha hablado de secesión durante años, incluso décadas, pero generalmente implica una división entre el norte y el sur del estado.
El problema siempre ha sido el dinero. La ciudad de Nueva York proporciona la mayor parte de los ingresos fiscales del estado, por lo que otras partes del estado no podrían hacerlo por si sola. Keith Brown Brown no está de acuerdo e insiste en que podría funcionar.
Otro asambleísta de Long Island, el demócrata Phil Ramos, califica la idea de «descabellada» y dice que Long Island no podría brindar servicios esenciales como protección pública y educación sin el dinero que recibe del estado. También dice que las comunidades minoritarias serían marginadas.
Brown aún tiene que presentar un proyecto de ley de secesión. También piensa que, en lugar de convertirse en el estado número 51, Long Island podría ser anexada por Connecticut o Rhode Island.
