La MTA está evaluando cuatro tipos de autobuses como parte de su objetivo de proporcionar una flota más ecológica. Sin embargo, según documentos de la agencia, algunos de los autobuses en consideración ya presentan indicios de problemas de fiabilidad y rendimiento.
Algunos autobuses están actualmente en servicio, procedentes de cuatro órdenes de producción. Entre ellos se incluyen los autobuses articulados de diésel limpio, los exprés de diésel limpio y los autobuses articulados y eléctricos de batería estándar (BEB).
Según el plan de capital 2025-2029 de la MTA, recientemente aprobado, un futuro pedido de 2504 autobuses incluirá los que se encuentran actualmente en pruebas en carretera.
La compra de autobuses eléctricos de batería es obligatoria según el Plan de Transición a Cero Emisiones de la MTA.
Los nuevos autobuses contarán con características mejoradas, entre ellas asientos abatibles continuos que ayudan a proporcionar más espacio para caminantes y cochecitos, y rampas más anchas para facilitar el abordaje de pasajeros con dispositivos de movilidad.
Una consultora de ingeniería independiente (IEC) supervisa 15 contratos de autobuses. Según documentos de la MTA, seis contratos potenciales adicionales se encuentran en diversas etapas de desarrollo, los cuales serán evaluados por una IEC una vez adjudicados.
Inquietudes derivadas de las pruebas
Sin embargo, hasta la fecha, han surgido varios problemas durante las evaluaciones. La MTA ha informado sobre la preocupación por la duración de la batería de 60 autobuses New Flyer BEB, lo que podría retrasar su puesta en servicio.
Según las pruebas, los autobuses eléctricos no cumplen los objetivos del contrato. Se espera que las baterías tengan una vida útil de ocho años. Los documentos de la MTA también indican un cambio en el proveedor de baterías.
“A la IEC le preocupa que esto pueda afectar la aceptación en servicio de la próxima entrega de 205 BEB, cuyo inicio está previsto para octubre de 2025”, afirman los documentos de la MTA.
La MTA también expresó su preocupación por la inconsistencia del número de autobuses nuevos con el objetivo de la agencia de reemplazar su flota cada 12 años, lo que requiere un mayor gasto en reparaciones de generaciones anteriores.
“Los retrasos en la aceptación en servicio de los autobuses podrían obligar a mantener los autobuses más antiguos en servicio durante más tiempo del que ocurriría de otro modo, con un posible aumento en los costos de mantenimiento”, se lee en los documentos.
Mientras tanto, para gestionar la adquisición de material rodante eléctrico, varias estaciones de autobuses de la MTA seguirán equipándose con más infraestructura de carga para mantener los autobuses en funcionamiento.