Sólo se necesitaron unas pocas horas para que un jurado federal encontrara a un trío de hombres de Nueva Jersey culpables de asesinar a un portero en un robo fallido hace cuatro años en un garito ilegal de Brooklyn.
El juicio de dos semanas en la Corte Federal de Brooklyn contra Charles Powell, Musah Coward y Brian Castro incluyó un video del robo y el tiroteo fatal, registros de torres de telefonía celular que muestran las ubicaciones de los teléfonos de los sospechosos esa noche y el testimonio en el estrado del cuarto miembro de su equipo de robo.
La víctima, Rodney Maxwell, de 58 años, un antiguo empleado del Hospital Bellevue que trabajaba como guardia de seguridad en el “G-Spot” en Brownsville, intentó detener el robo del 7 de octubre de 2020 antes de que Powell y Castro lo mataran a tiros.
Los tres hombres enfrentan un mínimo obligatorio de 10 años y un máximo de cadena perpetua cuando sean sentenciados el 6 de junio por cargos federales de asesinato y robo.
“Estoy feliz de que ya no estén en la calle y no vuelvan a hacerle esto a la familia de nadie más”, dijo la hija de Maxwell, Revin Maxwell, de 27 años, al Daily News. “Esto no traerá de vuelta a mi padre. Estoy feliz de que esto no le suceda a nadie más”.
Maxwell, padre de tres hijos, sobrevivió a una batalla de una semana contra el COVID en marzo de 2020, durante los primeros días de la pandemia mortal, solo siete meses antes de su muerte.
Coward, que tenía vínculos con Brownsville, eligió el objetivo y llevó a la tripulación al garito después de recibir un aviso de su primo de que alguien acababa de perder 50.000 dólares y volvería con otros 20.000 para seguir jugando, testificó el cuarto hombre, Shamel Myhand.
Coward estacionó a la vuelta de la esquina y se quedó en el auto mientras los otros hombres entraron caminando, en fila india, y luego irrumpieron en el garito de Hegeman Ave., donde la gente apostaba a los dados en Cee-Lo y al billar
Powell entró primero, seguido por Castro y Myhand, pero Maxwell vio que Myhand estaba armado y trató de desarmarlo.
Ellos pelearon, y el arma de Myhand se atascó, pero Castro llegó para ayudar, disparándole al portero en la espalda.
Pero eso no detuvo a Maxwell.
“En ese momento me tenía inmovilizado y cayó sobre mí”, testificó Myhand. “Intentó quitarme el arma de la mano y yo volví a apretar el gatillo. Al final, el arma se disparó y la bala impactó en el suelo y después en la pared”.
Mientras luchaban, Powell salió del patio trasero y le disparó a Maxwell en el pecho.
“Se cayó, me levanté y corrí hacia la puerta”, dijo Myhand.
Castro y Powell se reunieron con Coward, mientras Myhand salió corriendo, dirigiéndose a los apartamentos de Newport Gardens, donde solía vivir.
Powell también disparó e hirió a tres personas en el patio del garito durante el caos.
“Estos acusados estaban motivados a encontrar un robo, a llevar a cabo un robo”, dijo el fiscal federal adjunto Andrés Palacio en su alegato final. “Estaban motivados por la codicia. Estaban motivados por conseguir un dólar fácil”.
Myhand dijo que se embolsó 1.200 dólares durante el robo, pero les dijo a sus cómplices que sólo obtuvo 800 dólares, “porque sentí que me habían abandonado”. Le dio 400 dólares a Coward, testificó.
El jurado también escuchó a un amigo de Castro que grabó una conversación en la que Castro admitió el asesinato, dijo que se llevó miles de dólares e imitó los sonidos de muerte de Maxwell.
“El veredicto de hoy brinda justicia a las víctimas de este crimen atroz y sin sentido, impulsado por la codicia y llevado a cabo con un absoluto desprecio por la vida humana”, dijo el fiscal federal John J. Durham. “Los acusados son responsables del asesinato de Rodney Maxwell, quien fue asesinado a sangre fría, y la masacre podría haber sido aún peor con el asesinato a tiros de transeúntes aterrorizados”.
