Pasta Pasta en Port Jefferson además de la calidad gastronómica y atención de excelencia

El rinconcito newyorquino

MARF

Amigos, para poder escribirles a diario me encuentro constantemente en búsqueda de rinconcitos que me encanten, inspiren y todas sus características sean dignas de admirar, por supuesto con la intención de que ustedes vayan después.

El viernes por la tarde, precisamente yendo a visitar uno maravilloso del que les hablaré otro día, tomé el Long Island Rail Road para llegar a Port Jefferson y de ahí un ferry para cruzar hasta Connecticut; en aquellos lugares pasé un día tan precioso y entretenido que no estuve pendiente del reloj y se me hizo tarde para alcanzar el tren de regreso a NYC.

Allí me encontraba varada en Port Jefferson a las 8 de la noche teniendo que esperar a que se hicieran las 9:40 para subir al próximo tren, cuando decidí que era momento de buscar donde cenar porque ya mi cuerpo lo pedía con urgencia, casi podía escuchar rugir a mi estómago.

Pedí un Uber y así llegué a un restaurante llamado Pasta Pasta que fue mi salvación.

Apenas pude probar la comida, ese delicioso salmón a la parrilla con vegetales salteados y puré de papa, además de un exquisito pan con mantequilla, ajo, miel y orégano que parecía bajado del cielo, y sin olvidar la pizza mediterránea que mi fiel compañero, mi esposo, pidió para él.

El tiempo pasó tan rápido que, cuando me percaté, ya era hora de regresarme a la estación, pero como los viernes en la noche en Port Jefferson son sinónimo de congestión y caos, no había disponible ningún Uber que me regresara allí y yo no estaba dispuesta a esperar otras dos horas para el próximo tren.

Mientras buscaba una solución y me ponían la comida para llevar, se presentó como un ángel el dueño del restaurante ofreciendo con todo gusto llevarnos personalmente a la estación, lo cual fue, obviamente, lo último que imaginé que pasaría.

Este gesto jamás lo voy a olvidar, Jerry (ese es su nombre) fue de lo más amable y atento, es un hombre sumamente inteligente que nos regaló más que un aventón, nos compartió su visión de la vida haciendo énfasis en que el dinero no lo es todo y con ello otras opiniones interesantes que me pusieron a pensar y casi filosofar.

Pudimos llegar antes de las 9:40 y regresar a casa para terminar de cenar, y hablar y reírnos de la experiencia que recién habíamos vivido, una que aún no puedo creer.

Y así como Jerry con sus ideas, ese evento me hizo pensar y confirmar que a veces los peores momentos –o los que creemos peores– suelen estar acompañados de un desenlace tan hermoso que cancela todo lo malo vivido poco antes.

Esa es mi conclusión, aparte de que Pasta Pasta es un sitio increíble al que deben ir y si pueden, pedir una exquisita pizza mediterránea como la que me quedó a mí para almorzar al día siguiente.

¿Alguna vez han vivido una experiencia similar a esta? Me encantaría leerlos

@pastapasta_portjeff