El racismo definitivamente afecta al cerebro o viceversa

Salud

Experimentar el racismo podría desencadenar cambios en la materia blanca del cerebro.

Al igual que la agresión sexual, el acoso y otras experiencias violentas o traumáticas, la discriminación racial tiene un costo a largo plazo en la salud mental de sus víctimas. Un nuevo estudio del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Emory explica cómo el estrés del racismo cambia el cerebro y aumenta el riesgo de problemas médicos como el asma, la diabetes y el dolor crónico.

Los hallazgos de este estudio van más allá del creciente cuerpo de evidencia de que el racismo daña la salud y el bienestar general de la víctima. Este estudio describe lo que realmente sucede con la estructura de la materia blanca en el cerebro de quienes sufren racismo y discriminación.

La materia blanca ocupa la mitad del área del cerebro y está formada por células nerviosas y fibras que facilitan la transmisión de información y comunicación de una región del cerebro a otra. Se llama sustancia blanca porque la vaina de mielina que rodea y protege los haces de fibras nerviosas le da al tejido un color blanco.

El daño a la materia blanca estresa las células nerviosas y se asocia con demencia, deterioro cognitivo y problemas de memoria, equilibrio, movilidad y regulación emocional. Numerosos estudios ya han establecido que las experiencias racistas alteran la materia blanca en el cerebro de las víctimas.

Usando los resultados de las imágenes de resonancia magnética (IRM) de 79 mujeres afroamericanas y negras, los investigadores de Emory analizaron tractos nerviosos específicos, o haces, que conectan diferentes regiones del cerebro. Encontraron cambios en estos tractos nerviosos que se identificaron como un mecanismo cerebral defectuoso que podría resultar en malos resultados para la salud.

Las mujeres que reportaron más discriminación racial parecían tener alteraciones estructurales más severas en sus tractos de materia blanca que aquellas que experimentaron menos discriminación en sus vidas. Los tractos nerviosos analizados en este estudio están asociados con la regulación emocional y el procesamiento cognitivo.

Los investigadores teorizan que el estrés racial, el trauma y la discriminación afectan la materia blanca del cerebro a través del sistema regulador del estrés y pueden conducir a cambios de comportamiento que aumentan las actividades de riesgo, como el abuso de sustancias y comer en exceso.

En estudios anteriores, se ha demostrado que los efectos de la discriminación racial en la primera infancia, tanto directos como indirectos, tienen un efecto profundamente negativo en el desarrollo social y emocional de un niño, e implicaciones duraderas en su salud mental y física a medida que envejecen.

Además de cualquier racismo experimentado directamente por los niños, el racismo que ha empeorado la salud de los padres, miembros de la familia y otras personas en el entorno del niño también puede tener un impacto negativo directo en la salud y el desarrollo socioemocional del niño.

En otras palabras, el estrés de experimentar el racismo en una madre o un padre puede conducir a decisiones y comportamientos de crianza dañinos que tienen un efecto negativo severo en el bienestar mental y físico de sus bebés y niños.

También hay evidencia científica emergente que compara los síntomas cognitivos, emocionales y conductuales del trauma racial con los del síndrome de estrés postraumático (TEPT), que experimentan con mayor frecuencia los veteranos de guerra; víctimas de abuso físico, sexual o de otro tipo; y otros que han pasado por serios desastres en la vida, como accidentes.

Cuantos más estudios se realicen sobre los efectos de la práctica acumulativa y continua de la discriminación racial en las personas de color, más investigadores podrán desarrollar herramientas de evaluación adecuadas y recomendar tratamientos orientados específicamente al trauma y los resultados de salud del racismo experimentado.