MARF
La definición de campeón se refiere a una persona que logra vencer a otros en alguna competición, pero si nos ponemos filosóficos –como suelo hacer frecuentemente– creo que un verdadero campeón es quien se arriesga, vence sus miedos, logra sus propósitos y sabe reconocer su mérito sin perder la humildad.
Me hace muy feliz saber que mi familia está llena de campeones, pero hoy quiero dedicarle estas líneas solo a uno de ellos, a la más joven, a la que nos ha tenido a todos más felices últimamente: mi sobrina.
Quiero que este post sirva como una pequeña carta abierta para ti, mi niña; que sepas lo orgullosa que me siento con cada paso que das, cómo no pierdes tu enfoque y te mantienes con los pies bien puestos sobre la tierra y la mente fija en lograr lo que te propones.
También me enorgullece ver cómo a tu corta edad afrontas con entereza cada obstáculo que se te presenta y no dejas que te afecten las críticas negativas; eso no es solo de campeones sino de valientes.
Mi mayor deseo es que sigas creciendo, ampliando tus horizontes y llegues a ser la versión adulta de ti que te haga más feliz, sin perder estos maravillosos valores y características que te definen.
Saben que no suelo hablar de mi familia ni mis amigos más cercanos por respeto a su privacidad, pues lo que era una cuenta dedicada a compartir momentos con mi círculo más cercano pasó a tener casi 20 mil seguidores.
Pero cuando el orgullo no te cabe en el pecho, a veces es inevitable querer gritárselo al mundo y contagiarles esa felicidad.
Espero que ustedes también tengan un campeón de quien sentirse orgullosos, mucho más si se trata de ustedes mismos.