¡Adiós a Bernardo Palombo! el inmigrante libre que unió culturas en NY

New York en breves

El artista argentino, quien murió hace un par de semanas, deja su legado en «El Taller Latino», institución de arte y educación vigente, fundada hace 45 años como un espacio seguro, en el que comunidades diversas se encuentran, sin juzgamientos, y donde «cada quien puede ser quien es», libre, y vivir «el sueño Americano» como esa búsqueda de la felicidad, Taller Latinoamericano festeja sus 40 años con una propuesta de edificio ecológico en El Barrio.

Director Bernardo Palombo enseñando en el taller. Tantas calles, ciudades y cielos tuve que cruzar
Mi familia, mi gente mi pueblo quedaron atrás Y al llegar a esta tierra buscando mi suerte cambiar
Con dignidad recibí bofetada y castigo, soledad y frío de la gran ciudad”……

Eso fue lo que sintió Bernardo Palombo en 1969, cuando llegó a Nueva York por primera vez, dejando atrás su natal Mendoza, joya de los Andes orientales argentinos.

Como otros miles, que “han cruzado el charco”, y siguen cruzándolo cada día, compartiendo el mismo sentir de las letras de la “Canción del Inmigrante“, escrita por Bernardo, el músico arribó a “la Capital del mundo”, lleno de curiosidad y esperanza.

Con apenas 19 años, siendo ya un artista consagrado, sonando en la escena musical de la llamada “Nueva canción Latinoamericana”, gracias a su tema “Vendimiador”, el nieto de uno de los decanos de la Universidad de Mendoza, donde conoció al escritor Julio Cortazar, soñaba convertirse en un intelectual.

París lucía como esa metropoli ideal para ser lo que quería ser… pero apareció Nueva York. Con la gorra de inmigrante bien puesta, trabajó inicialmente como “busboy” en un restaurante en Westchester, y luego se abrió espacio, ganándose la vida cantando.

La Gran Manzana lo embrujó. Se enamoró de lo desconocido, cayó rendido ante los ritmos caribeños de dominicanos y puertorriqueños, se embelesó con la magia de las comunidades negras, anglo, indígenas, asiáticas y latinas, todas conviviendo en una misma ciudad. Nueva York lo atrapó y nunca más se fue.

Diez años después, en 1979, el compositor de temas interpretados por grandes como Mercedes Sosa y Victor Heredia, quien además compartió creaciones con exponentes anglo como Philip Glass y Pete Seeger, fundó el conocido Taller Latino Americano (The Latin America Workshop).

El músico, compositor en proyectos para cine y televisión, como la producción “Powaqqatsi”, de Francis Ford Coppola y George Lucas, la película “Americas in Transition” y el programa infantil de PBS, “Sesame Street”, dejó huella en Nueva York.

Jennifer Pliego, esposa del inmigrante argentino, quien fue reconocido por Columbia University’s Teachers College con el premio “Educador Independiente”, asegura que “crear comunidad” fue siempre la gran meta de Bernardo.

Los que lo conocen, usando la belleza del lenguaje, afirman que El Taller Latino es un “sitio mágico” en donde “teniendo como partitura el Español de las Américas, las diferencias nos hacen más grandes, más fuertes, más sensibles, más seres humanos, más amorosos… más nosotros mismos… sencillamente, más felices”.

“Eso era Bernardo y eso es Bernardo. Bernardo es una institución, una institución de creatividad. Él quiso unir siempre a la comunidad en asuntos que para él tenían mucho significado, como la paz, el amor, jugar, tocar música, cantar, conectarse de nuevas maneras, tener más imaginación, enseñar, aprender, compartir.

Él siempre fue un espíritu libre”, comenta la mujer con la que el cantaautor compartió días y noches hasta el final.

Una conmovedora mezcla entre tristeza, por la partida de su compañero de vida.

Bernardo Palombo, fundador de El Taller Latino Americano en una clase de arte infantil.

“Cuando él vino a Nueva York descubrió un mundo fascinante y siempre tuvo claro que los sueños de los inmigrantes son más que esa idea que se vende del Sueño Americano desde lo monetario, que es solo propaganda. Para Bernardo, y es una visión que tiene que ver con su Budismo, el sueño real es buscar la felicidad y no juzgar”, afirma la mujer del fallecido artista.

Siempre decía que estaba para algo, no en contra de algo.

Solo estaba contra la violencia y contra la guerra. Y El Taller es eso, un espacio para no ser juzgado ni juzgar a nadie, un sitio para ser uno mismo.

Nichiren Nahuel Palombo, el menor de los tres hijos del argentino, asegura que más allá de decir que su padre era “un ser dulce, amoroso, con gran sentido del humor, quien simboliza algo grandioso”, las mejores palabras con las que puede describirlo, son “un ícono”, alguien que buscaba “ser feliz y hacer felices” a los demás.

“Mi papá, al igual que El Taller Latino, siempre acogen y fomentan la creatividad, y algo que mi papá tenía, y mucha gente todavía no entiende en la vida, es el valor del sentido de motivar a la gente.

Jennifer Pliego, esposa de Palombo, y su hijo menor, Nichiren Nahuel Palombo. El hijo del reconocido maestro de español, quien asegura que si su padre no hubiera dejado Argentina a finales de los 60′, muy seguramente años después, en la dictadura, hubiese corrido el trágico destino de miles de jóvenes que fueron torturados, desaparecidos y asesinados por el régimen militar en el país sudamericano, recalca que Bernardo Palombo vivió como quiso y fue feliz. Insiste en que su vida puede servir de inspiración a otros.

“Hoy la gente sige cruzándose, porque quieren encontrar la felicidad y la paz que no encuentran en sus países, y viendo la vida de mi papá, puedo decir que ojalá el mundo un día sea como El Taller Latino, un espacio que muestra ese sueño hecho realidad.

Un sitio donde la gente convive en sin ser juzgados, donde se puede ser uno mismo, donde se puede ser libre, donse se puede ser feliz“, advierte.

Jennifer Pliego, esposa de Palombo, y su hijo menor, Nichiren Nahuel Palombo muestran un cuadro de Bernardo, titulado La familia.

“El sueño de Bernardo era unir a todo el mundo en un mismo lugar. Él decía que siendo Nueva York la Capital del Mundo, qué mejor lugar para hacer eso que Nueva York. Vamos a seguir implementando la metodología de Bernardo en la enseñanza del español de las Américas, porque al final, su metodología es la combinación de todo lo que se hace en El Taller.

Bernardo Palombo, fundador de El Taller Latino, quien murió hace unas semanas.