La Defensa de un Jaleti

Columnistas

Ramon Velasquez Gil

Ciertamente, Nicomedes era un sujeto un poco ¡Jota B! en su trabajo de vigilante nocturno en una empresa.   Un día, bien temprano, cuando este salía de su vigilancia nocturna..y ya se iba a su casa,  vio llegar al jefe y muy solícito salió a encontrarlo:

Buenos días jefe, anoche soñé con usted, le dijo muy risueño.

¿Cómo es eso? ¿Soñó conmigo?

Bueno, esta usted despedido por dormir en el trabajo.  Pase el viernes a buscar su liquidación sencilla, le respondió el jefe.

Nicomedes se quedó sin palabras y nada pudo responderle.

En principio, Nico estaba jurídicamente ¡confeso! de haberse dormido en el trabajo y máxime que el jefe estaba acompañado de dos personas en el momento que dijo lo que dijo y que fueron testigos de sus lisonjeras palabras

El hombre estaba desolado, pero alguien le aconsejó que fuese a un abogado.

Unos días después llegó Nico a mi consultorio y solicitó mis servicios.

Después de contarme lo sucedido y vista la confesión de su parte, en cuyo caso hay relevo de pruebas, comencé a pensar en alguna forma de rebatir la supuesta confesión. Se me ocurrió no negar el hecho de que Nicomedes soñó con el jefe.  Solo que este sueño no fue estando dormido sino Despierto.  Es lo que se llama: Evocar,  lo cual uno de sus significados es recordar o soñar a alguien despierto. 

Bueno, entonces procedimos a incoar el procedimiento por Despido Injustificado.

El jefe insistió en el despido y entonces el caso pasó al tribunal, a juicio oral.  Mi alegato fue, que si bien era cierto que Nicomedes había soñado con el jefe, él nunca dijo que este sueño hubiere sido estando dormido. El jefe y los testigos «presumieron» que este sueño fue estando dormido. Pero no fue así Sr. Juez;  alegué en el Juicio.  Solo fue una Presunción del Jefe y los testigos pues ellos nunca escucharon la palabra Dormido.

Mi representado,  por el hecho de ser una persona sin estudios, no supo decir que el Evoco’ a su jefe y dijo lo que a él le pareció un sueño; pero nunca dijo haber estado dormido.  Por lo tanto, Sr. Juez, y ajustado a la norma jurídica de que ¡nadie puede ser condenado en base a una Presunción!, Solicito sea mi representado restituido a sus labores y cancelados todos los salarios caídos.

Oída mi solicitud y tomando en cuenta que realmente el procedimiento de despido se basó en una presunción, el Juez ordenó el Reenganche y Pago de salarios caídos al pobre Nico.

Al día siguiente, fue restituido Nicomedes a sus labores habituales.

Obviamente, cambié el nombre del protagonista de esta historia, al cual logré restituir al trabajo, no obstante lo dificultoso del caso pues sí había una confesión de su parte por Jaleti*.

Pero era mi trabajo.

Saludos.

*Jaleti o jalabolas

Su origen en la jerga venezolana data de las cárceles en 1800, cuando a los presos le ponían grilletes con bola al momento de realizar trabajos forzados o mantenerse dentro de los recintos carcelarios. Los reos con mayor poder económico o influencia tenían a su “jalabolas” particular que los ayudaba a cargar o arrimar las pesadas bolas de hierro que tenían aferradas a sus tobillos con cadenas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *