Cuando Te Lo Juegas Todo

Columnistas

Ramón Velásquez Gil

Ciertamente, el desastre económico y social imperante en algunos países de Latinoamérica, han producido un desplazamiento humano hacia los Estados Unidos de Norteamérica que, no importando los obstáculos naturales y políticos existentes en el camino, siempre intentarán salvarlos aún a costa de sus vidas.

Daniel es un muchacho cubano compañero de trabajo que emigró a los EEUU en un periplo que comenzó con un viaje en avión desde cuba a Nicaragua  y después Nicaragua-México.  Ya en México, comenzó Daniel a buscar contactos o coyotes, que lo pasaran a territorio norteamericano para entregarse a la policía de inmigración.

Los cubanos, al llegar a los EE.UU. por cualquier frontera y de cualquier manera (menos si son rescatados en el mar), gozan de una ley del año 1966, denominada: Ley de Ajuste Cubano, con la cual estos, después de un corto tiempo en territorio americano, pueden solicitar el permiso de trabajo y más tarde la residencia.

Bueno, Daniel, a través de un conocido, pudo hacer contacto con alguien que a su vez, le recomendó a un coyote radicado en la ciudad de Mexicali.

Daniel, entonces viajó a la ciudad de Mexicali y una vez allí, pudo entrevistarse con el coyote, quien casualmente en esos días, estaba organizando un viaje de cruce de frontera a través del desierto, con un grupo de ocho personas y que saldrían en dos dias.

Entonces, Daniel fue presentado a dicho grupo y se unió al mismo para la aventura.

El grupo estaba conformado por tres mujeres, una niña de seis años y cinco hombres, incluyendo a Daniel, más el coyote que sería el guía. Entre las mujeres, había dos mayores que eran primas, de unos sesenta y cinco años de edad, más la madre de la niña, una mujer de unos treinta y cinco años.

Los hombres eran casi todos jóvenes, entre los veinte y treinta años de edad, menos un señor de unos sesenta y ocho años pero que se veía en buena forma física para la aventura que se avecinaba.

Llegó el gran día, o la gran noche, mejor dicho. Pues la salida sería a las ocho de la noche.

Es de hacer notar, el impulso y ganas de llegar al sueño americano de estas personas, al adentrarse al desierto de noche, donde habitan desde pumas hasta serpientes muy venenosas (cascabel), cuya mordedura en el desierto, seria la muerte segura.

El viaje a pie, a través de caminos pedregosos, barrancos y cerros que tenían que escalar, tenía una duración de veinte horas caminando hasta la ciudad norteaméricana de Calexico, lugar donde  en que, por su condición de cubanos (todos) se entregarían a la policía de migración.

No obstante, lo más grave o difícil de todo, es que el coyote los acompañaría hasta más o menos la mitad del camino, les daría instrucciones por donde continuar el camino y se regresaría a México. Esto era asi porque el precio del acompañamiento completo, era impagable.

Ya habiendo cruzado la frontera y con diez horas de camino ya transitado, llegaron al punto donde el coyote se regresaría.

Desde ese punto, se veía a lo lejos y a la izquierda, más o menos a ocho horas de camino, una torre con una luz roja; y más o menos a igual distancia pero bastante a la derecha, una torre con una luz azul.

Bueno, el camino a los sueños seria siempre hacia la luz azul, esa sería su guía.

Las torres con luz azul en el desierto, eran Torres con botón de pánico para los que estuvieren extraviados  o que ya no pudieren continuar.

Llegar a la luz azul significaba la salvación pues al apretar el botón de pánico, se originaba una señal que llegaba al puesto de Inmigracion más cercano y estos salían a buscarlos.

En el caso de este grupo, era llegar a la luz azul, y desde allí se podria ver a lo lejos, la ciudad de Calexico, que era su lugar de destino para desde allí, comenzar su sueño americano.

La caminata desde que entraron al desierto había sido muy dura, caminando sin parar  toda la noche, cruzando barrancos, subiendo por despeñaderos y caminos con muchas piedras; siempre buscando el punto desde donde se vería la luz azul.

Algunos, los más jóvenes y el señor mayor, venían bien pero las dos señoras mayores venían que ya no podían dar un paso más.

En todo caso, todos habían logrado llegar hasta el lugar donde el coyote los dejaría solos, con instrucciones y se regresaría.

No obstante, ahora podían descansar todo el día; ya casi amanecía y decidieron buscar un buen lugar con sombra donde descansar.

En virtud de estar en mejores condiciones en ese momento,..Daniel y otro muchacho liderizarian el grupo en lo adelante.

Llegada la noche, el grupo emprendió de nuevo el camino; Daniel traía consigo un gps con el cual había marcado varías coordenadas cada cierta distancia, por si tenían que regresar.

La niña de seis años, se la habían turnado entre los hombres para traerla a orcajadas, pero las señoras, comenzaron a retrasarse al no poder seguir el paso de los demas.

Al rato, Daniel dejó al otro muchacho en la punta y se regreso atrás a hablar con las señoras y ver si podían caminar un poco más rápido.

Pero estás no podían más; le pidieron a Daniel que siguieran sin ellas, que tratarían de seguir cómo pudieran o en último caso, morirían juntas.

Daniel entonces les propuso llevarlas cargadas en la espalda el y el otro muchacho; pero estas se negaron rotundamente. Entonces, Daniel volvió a la punta y siguieron la marcha hacia la torre de la luz azul.

Pasado ya un tiempo caminando, se escuchó un grito de dolor en la parte de atrás del grupo y de nuevo volvió Daniel atrás, y pudo ver a la mujer de mediana edad, que se quejaba y caminaba renqueando y sangrando mucho. Se detuvo la marcha para revisar y curar a la muchacha, la cual resultó que había tropezado con la punta de una raíz y se había hecho una fea herida que había que curar.

A Dios gracias, llevaban un pequeño botiquín de primeros auxilios.

Entonces y por cuanto se tardaría un poco la curación de la muchacha, Daniel, quien no dejaba de pensar en las señoras que habían dejado atrás, regresó atrás, junto con el otro muchacho por el camino andado, a ver si encontraban a las señoras.

Caminaron unos veinte minutos y entonces, encontraron a las señoras las cuales venían pasó a paso, lentamente y abrazadas una a otra, con una expresión de dolor en sus rostros, a cada paso que daban por las ampollas que se les habían hecho en los pies.  Ellas se sorprendieron al verlos pero no pudieron negarse a que ambos muchachos las llevaran cargadas hasta donde estaba el grupo.

Entonces..y a todo evento, se tomo la decisión por parte de los que estaban bien, de que en virtud de que ahora había una persona herida y dos que apenas podían caminar, irían a paso lento, parando cada vez que fuese necesario pero siempre juntos.

Esa época del año eran noches de luna llena y el desierto estaba casi como el dia, pero sin sol.

Continuaron la marcha, turnándose ahora para llevar un rato cada uno a sus espaldas, a las señoras y a la muchacha herida.

Mención especial para el Sr. de sesenta y ocho años, quien en ningún momento se quejo y cumplió en cargar a sus espaldas, tanto a las señoras mayores, como a la niña y su madre herida.

Finalmente y ya avanzada la madrugada, llegaron a la torre de luz azul, desde donde ciertamente se podían ver las luces de la ciudad de Calexico, que se veía muy hermosa dada las circunstancias.

Entonces, se llenaron de animo, caminaron dos horas más y finalmente, no obstante todos los eventos que se presentaron en el camino, lograron entrar a la ciudad con el “Sunrise”, exhaustos, heridos y sin dormir pero allí estaban.

Llegaron a una calle de las afueras de la ciudad y encendieron los teléfonos celulares.

No pasaron diez minutos, cuando se aparecieron tres patrullas de la policía de Inmigracion. Ya ellos sabían que, al prender el teléfono celular, los radares de inmigración los detectarían de inmediato. Todos fueron llevados a la estación de Inmigracion, donde tardarían ocho días en ser registrados bajo la Ley de Ajuste Cubano y puestos en libertad. 

La moraleja en este caso de la vida real fue, que las dos señoras, quienes tenían hijos en USA que las esperaban, parece que movieron contactos y fueron puestas en libertad a los dos dias, mucho antes que a los demás.

Saludos.