El régimen chino eliminó de los sitios de descarga la aplicación de citas Grindr

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La aplicación móvil de citas entre homosexuales Grindr ha desaparecido de varias tiendas online en China, país cuyas autoridades están reforzando el control sobre internet y elimina aquellos comportamientos en la red que desagradan al oficialismo.

Datos constatados por la empresa de investigación móvil Qimai demuestran que Grindr fue eliminada de la App Store (de Apple) en China y de varias plataformas Android en el gigante asiático desde el jueves pasado. En cuanto a Google Play, no está disponible en China.

No obstante, competidores locales de Grindr, como Blued, continúan disponibles para el público.

El regulador de internet chino orquesta en la actualidad una campaña para erradicar contenidos ilegales y sensibles durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar y los Juegos Olímpicos de invierno, de febrero.

Esta campaña tiene como objetivo “crear un ambiente online civilizado, sano, festivo y propicio para la opinión pública durante el Año Nuevo Lunar”, indicó en un comunicado este organismo.

El año pasado, fueron bloqueadas las cuentas de importantes grupos universitarios de defensa de los derechos LGBTQ en WeChat, popular red social china.

Aunque la homosexualidad no constituye más un delito desde 1997 en el país más poblado del mundo, el matrimonio entre personas del mismo sexo sigue estando prohibido y las cuestiones LGBTQ son tabú.

La censura de contenidos online es concomitante con la de las representaciones de romances gay en el cine, poniendo bajo presión a la comunidad LGBTQ en su conjunto.

Antecedentes en contra de la comunidad

La promulgación en China del primer código civil en 2020 frustró las esperanzas de la comunidad homosexual de que el matrimonio gay fuera legalizado en este país donde la unión entre un hombre y una mujer sigue siendo la norma.

Los gays y lesbianas “no se sienten respetados”, se quejó Sun Wenlin, de unos 30 años, primero en China en haber lanzado en 2015 un proceso –infructuoso– para poder casarse con su pareja del mismo sexo.

El matrimonio homosexual sigue siendo un lejano sueño en un país que consideraba oficialmente la homosexualidad como enfermedad mental hasta 2001.

Decenas de millones de homosexuales viven su relación en la clandestinidad o se ven obligados a un matrimonio heterosexual por presiones familiares o sociales.

La legalización del matrimonio homosexual figuraba entre las principales sugerencias de los ciudadanos cuando los legisladores chinos pidieron opiniones sobre la manera de modificar el código civil.

Presiones

Padres que aceptan la homosexualidad de sus hijos han expresado su apoyo a éstos. Trabajadores que ocultaban su condición a sus jefes han decidido desvelarla, igual que las parejas homosexuales que desean adoptar.

Sin embargo, el texto definitivo del Código civil, promulgado en mayo de 2020, sigue definiendo el matrimonio como la “unión entre un hombre y una mujer”.

La comunidad LGBT reaccionó presionando a universitarios y a las élites que son escuchadas por el Partido comunista chino (PCC) en el poder, y se movilizó en las redes sociales organizando matrimonios “virtuales”, donde el público es invitado a expresar en línea sus deseos.

En 2016, fue rechazada la demanda de Sun Wenlin interpuesta contra la administración por rehusar el registro de su matrimonio. Entonces, había subido las escaleras del tribunal de Changsha (centro) tomado de la mano de su compañero.

Ahora, con varios otros militantes, trabaja en una gran encuesta para ilustrar la situación.

“No hay suficientes estudios sobre la vida y las dificultades de las minorías sexuales en China”, asegura Sun.

El matrimonio homosexual es un tema central en un país donde solamente las parejas casadas pueden adoptar a niños o conjuntamente adquirir un bien inmueble.

El resultado es que las parejas LGBT que quieren tener un hijo están obligadas a ir al extranjero para buscar tratamientos de fertilidad o madres portadoras, a un coste exorbitante.

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