Ramón Velásquez Gil
Ciertamente, el sentido más importante de los humanos y de todos los seres vivos, es el sentido de la vista. Sin embargo, en los seres humanos, en cuanto a la belleza se refiere, hay quienes dejando de lado el sentido de la visión, aseguran que la belleza va por dentro. Es decir, que no se puede ver sino deducir.
Pero algo muy cierto es que casi todo el mundo, tanto un hombre hacia una mujer o una mujer hacia un hombre, en primera instancia siente es atracción física sobre alguien del sexo opuesto, por sus rasgos simétricos o porque cree ver en esa otra persona unos rasgos bien delineados.
Siempre será ese el detonante inicial y principal para que aparezca un sentimiento amoroso; o lo que es lo mismo,.”le gusta lo que ve”.
En un noventa y nueve por ciento de los casos, es así.
Muchas veces se ven parejas disparejas, lo cual es normal y es que la belleza física no se encuentra en cada esquina.
Cuando una mujer y un hombre se sienten “flechados”, es por que cada uno vio en el otro, la condición física externa de su gusto, aunque la realidad en cuanto a simetría facial y corporal en ellos, sea otra.
Lo cierto es que esa atracción casi siempre es externa y corporal y no interna o espiritual.
No obstante, todo el mundo, tarde o temprano encontrará su media naranja pero siempre fundamentado en la belleza física que cada uno cree ver en el otro.
Pocas veces existe atracción por parte de alguien, en virtud de la belleza interna del otro, salvo casos en que esto sucede, debido a la interacción diaria entre dos personas en razón de su trabajo o cualquier otra actividad mediante la cual llegan a conocerse internamente..a través del tiempo.
También es muy cierto que, a la simetría facial la ayudan otros factores externos, como por ejemplo una bonita sonrisa, una risa contagiosa, una buena conversación, etc.
Existe también un grupo “atípico”, que son los denominados “feos con suerte”, que no teniendo ningún tipo de simetría facial o corporal, tienen algo que gusta al sexo opuesto, sin que ellos mismos sepan cual ni por qué.
Por último, está el grupo de aquellos que no siendo físicamente agraciados ni tener la suerte del feo, desarrollan alguna facultad especial como el bailar bien o tener buen sentido del humor, para con ello defenderse en la competida ruleta del amor y poder encontrar su media naranja.
