Régimen chino da de baja cuentas de WeChat de disidentes: un profesor denunció que fue bloqueado por sexta vez

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En un país hiperconectado como China, quedar excluido de la aplicación WeChat, del gigante digital Tencent, equivale a una muerte social: no puede usar el servicio de mensajería ni de pago virtual, pero tampoco descargar el certificado sanitario que da acceso a numerosos comercios y transportes públicos. Por eso, el régimen chino suele dejar sin servicio a figuras críticas o disidentes.

El profesor de derecho de la Universidad de Pekín, He Weifang, un defensor de larga data de la reforma legal y los derechos de expresión en China, atacó a Tencent, acusándolo de “pisotear los derechos civiles” después de que su sexta cuenta de WeChat fuera eliminada la semana pasada, según reportó el South China Morning Post.

En una carta escrita a mano con fecha del 3 de febrero y difundida en la web, dijo que su sexta cuenta, registrada el mes pasado con el usuario “Old Crane”, fue eliminada en enero por los operadores de WeChat.

“WeChat se ha convertido en una parte esencial de la vida cotidiana [en China]. Eliminar la cuenta no fue solo un obstáculo para la comunicación en línea con amigos, sino que también hizo que las evaluaciones de códigos de transporte, compras y salud pública fueran imposibles”, escribió.

“Estoy emitiendo una severa condena contra el acto bárbaro de Tencent y llamando a más víctimas a hablar en contra de la injusticia y poner fin a tales actos que infringen la ley”, escribió el profesor.

“¿Quién les ha dado a los administradores de Tencent, una corporación privada, un derecho tan poderoso para implementar la ley y tomar decisiones incuestionables contra el discurso civil al cancelar arbitrariamente las cuentas de los clientes sin proporcionar ningún medio de apelación?”, escribió el profesor.

Y él no es el único golpeado por esta medida. Hace una semana, la escritora pekinesa Zhang Yihe denunció que no puede comunicarse con sus grupos de amigos en WeChat desde el 8 de enero ni colgar contenido en su muro.

La socióloga Guo Yuhua, de la prestigiosa universidad capitalina Tsinghua, confirmó que su cuenta había quedado definitivamente bloqueada ese día. “Es como retirar a alguien del espacio público”, dijo la escritora Zhang.

A fines de enero, varios intelectuales o militantes por los derechos humanos indicaron a la agencia AFP que su cuenta de WeChat había sido bloqueada o que no podían acceder a algunas de sus funciones, como los mensajes en grupo, desde inicio de diciembre.

Las restricciones se suman a las recientes detenciones de dos militantes por incitar a la subversión, el abogado Xie Yang y el escritor Yang Maodong.

Además, desde diciembre no se tienen noticias del abogado Tang Jitian, que acudió a Pekín para participar en un evento sobre los derechos humanos en la delegación de la Unión Europea. Sus allegados creen que está detenido en secreto.

“Esta ola de cierres de cuentas de WeChat es brutal y sin precedentes”, observó la periodista Gao Yu, que constató anomalías en su propia cuenta desde el 20 de diciembre.

Tencent se mantuvo en 2021 como la empresa privada más valiosa de China, según un estudio publicado por la consultora china Hurun. Según Hurun -comparada con la revista Forbes por publicar una prestigiosa lista de multimillonarios chinos similar a la de la publicación estadounidense-, a finales del recién terminado año Tencent estaba valorada en unos 3,9 billones de yuanes (613.961 millones de dólares).

El gigante de la censura

El mes pasado, los cinéfilos del gigante asiático quedaron sorprendidos que la versión de El club de la pelea, emitida en la plataforma Tencent Video, estuviera en las antípodas de la historia inicial.

El final de la película de culto de David Fincher, con Brad Pitt y Edward Norton, había sido retocado en China -más de dos décadas después de su estreno mundial en 1999- y suscitó la indignación de los cinéfilos. Esta semana volvió a mostrar la versión original.

El régimen comunista sólo autoriza la proyección de unos pocos filmes extranjeros cada año y las autoridades de la censura no dudan en suprimir las escenas que consideran subversivas.

En la cinta, el narrador interpretado por Norton mata a su alter ego imaginario (Pitt) y luego observa la explosión del rascacielos, la destrucción del mundo moderno soñada por el héroe.

La primera versión proyectada en China acababa justo antes con la pantalla en negro y un texto donde se podía leer: “La policía desmanteló el proyecto y detuvo a todos los criminales, lo que impidió la explosión de las bombas”. El texto también señalaba que el personaje de Pitt fue internado en “un asilo para locos”.

Tencent no hizo ningún comentario sobre el restablecimiento de la versión original.

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