La administración Adams ha estado comprometida con la seguridad pública desde el principio, y retirar las armas ilegales de nuestras calles y de nuestras vidas es una parte fundamental de esa misión.
Desde el día en que asumí el cargo, el Departamento de Policía de Nueva York (New York Police Department, NYPD) ha incautado más de 21.400 armas de fuego ilegales, y la semana pasada pude enviar muchas de estas armas confiscadas a su destino final: una trituradora de madera que las destruyó para que nunca más puedan ser utilizadas para causar daño.
La instalación de Reworld en Westbury es el lugar donde el NYPD envía las pruebas, incluidas las armas de fuego ilegales, para destruirlas una vez que ya no son necesarias en un caso.
Miembros de nuestra administración y del NYPD se reunieron allí el jueves pasado con interventores en violencia, defensores contra las armas de fuego, líderes religiosos y familiares de víctimas para ayudar a colocar estas armas peligrosas en la trituradora, destruirlas para siempre y asegurar que nunca más pongan en peligro a otro niño, aterroricen a otro neoyorquino o acaben con otra valiosa vida. Las armas destruidas se convertirán en chatarra, se reciclarán y se enviarán a la Escuela de Educación Técnica Cooperativa (School of Cooperative Technical Education), donde los estudiantes del programa vocacional de soldadura finalmente las usarán para crear un monumento en honor a las víctimas de la violencia armada.
Fue una situación agridulce. Cada arma que destruimos cierra la puerta a un futuro acto de violencia, pero también nos recuerda las valiosas vidas que ya hemos perdido, incluida la de Excenia Mette, la querida dueña de una bodega en Harlem y abuela asesinada en medio de un fuego cruzado la semana pasada.
La muerte de Excenia es un recordatorio trágico de cómo la violencia armada destruye vidas y comunidades enteras. Este es el problema que me quita el sueño por las noches y me levanta cada día como su alcalde. Debemos sacar a los delincuentes de nuestras calles y quitarles las armas ilegales. Debemos hacer cumplir la ley, enjuiciar a los delincuentes y luchar contra la reincidencia. Todos los neoyorquinos deben estar seguros y sentirse seguros. Deben confiar en que su ciudad vela por ellos y por sus familias, independientemente de dónde vivan.
Hace más de tres años asumimos el cargo con la determinación de hacer que esta ciudad sea más segura. Y cada una de estas armas que hemos confiscado es un paso para cumplir esa promesa. Cada arma que destruimos salva vidas, cierra un cauce más que alimenta al mar de la violencia y deja en claro que no hay lugar para estas armas en nuestra ciudad ni en nuestra sociedad.
Me enorgullece decir que nuestra administración ha logrado avances significativos en la creación de calles más seguras, metros más seguros y una ciudad más segura para las familias de Nueva York. Hemos tenido cinco trimestres consecutivos de disminución de delitos, y los primeros tres meses de este año registraron el menor número de tiroteos en la historia. Este es un resultado directo de nuestras iniciativas contra las armas y un gran logro para el NYPD y para nuestra ciudad. La comisionada de policía Jessica Tisch ya está liderando este departamento hacia una nueva era de seguridad y éxito, junto con el vicealcalde Kaz Daughtry y los valientes hombres y mujeres del NYPD, que corren hacia el peligro en lugar de huir de él.
Nunca podemos olvidar la innumerable cantidad de hombres y mujeres que han arriesgado sus vidas para defender y proteger a la ciudad de Nueva York. Todos los días, nuestro equipo sale a las calles para hacer este trabajo peligroso, y se enfrenta a delincuentes reincidentes, violentos y, muy a menudo, armados, que han decidido sembrar el caos en nuestra ciudad. Como su alcalde, quiero que cada uno de ellos sepa cuán agradecida está esta ciudad por su valentía y dedicación.
Gracias a nuestro enfoque constante en erradicar la violencia armada, la ciudad de Nueva York sigue siendo la ciudad grande más segura de los Estados Unidos. Pero seguiremos insistiendo en lograr más: más agentes, más seguridad, más resultados. Esta administración está comprometida a llegar hasta el final, con planes a largo plazo para asegurar que la ciudad de Nueva York siga siendo la mejor ciudad del mundo y un lugar seguro para nuestras familias, nuestros niños y nuestras abuelas.