El autobús que viajaba del infierno de Darién hacia el albergue Los Planes de Gualaca, en Panamá, y que cayó en un precipicio, el 15 de febrero con 66 migrantes, de las cuales hasta el momento han muerto 41, es apenas una pequeñísima parte del drama universal que viven estos seres en busca de un mundo mejor y que sólo encuentran en su camino el sufrimiento y la muerte. Y es tanto más triste, como en este caso, donde ningún país ha dado pasos siquiera para identificar los cadáveres, como señalan las autoridades panameñas.
El horror del Darién
De acuerdo con información de Médicos Sin Fronteras, atravesar el tapón de Darién implica “una travesía en la que se arriesga la propia vida, ya que los peligros son múltiples. Respecto a las condiciones geográficas, es un terreno de estrechos caminos y despeñaderos, en los cuales muchos migrantes han caído, y ríos de fuertes crecidas que pueden llegar a arrastrar y ahogar personas. Además, la presencia de grupos delincuenciales es otro de los grandes riesgos”.
Nacionalidad de los fallecidos
“Las nacionalidades de las 66 personas migrantes que viajaban en el BUS-5B-54 son: 22 de Ecuador, 16 de Haití, 11 de Venezuela, 6 de Brasil, 5 de Colombia, 2 de Camerún, 2 de Cuba, una de Nigeria y una de Eritrea. En total viajaban 20 menores de edad: 12 niños y 8 niñas”, reveló el Gobierno en su comunicado.
Ahora bien, cómo puede explicarse que los embajadores o personal diplomático de esos países, hasta el momento, y siempre según las autoridades panameñas, no se hayan presentado siquiera a identificar a esos cuerpos.
Es evidente como sucede en las tragedias de quienes pretenden pasar el Mediterráneo o el Sahara, que estos seres carecen de gobierno que velen por ello, y no lo hacen ni siquiera después de muertos.
El lamento del Papa
El papa Francisco lamentó el siniestro que dejó en luto a estas familias. “El santo padre ha recibido con profunda tristeza la noticia del accidente de un autobús, ocurrido en la zona de Gualaca, en el que han perdido la vida varios migrantes, y otros se encuentran heridos. Su santidad Francisco se une al dolor de los familiares y amigos de los difuntos y pide por la pronta recuperación de los lesionados”, fue lo que expresó el sumo pontífice mediante un telegrama al cardenal José Luis Lacunza Maestrojuán, obispo de la diócesis de David.
Ojalá este lamento del Sumo Pontífice tenga algún eco en mentes tan insensible