La zozobra entre los migrantes varados en la frontera de México con Estados Unidos crece este lunes en vísperas de que una corte estadounidense analice la validez de la Ley SB4 antiinmigrante de Texas, lo que ha elevado los obstáculos para cruzar y la desesperación en Ciudad Juárez (México)
Migrantes denunciaron a EFE que la seguridad en el punto 36 del límite de Ciudad Juárez con El Paso (EE. UU.) se ha multiplicado en los últimos 15 días, pues hay más alambre de púas y elementos de la Guardia Nacional de Texas, a quienes acusan de ser cada vez más agresivos y de contar con mayor equipamiento.
Además, sigue latente la amenaza de la Ley SB4 de Texas, que este miércoles afronta una audiencia de argumentos en la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos, que podría permitir, si es avalada, que las autoridades texanas detengan y deporten a extranjeros indocumentados.
“Nos afecta mucho en el caso de nosotros, que somos migrantes. Imagínese, venimos de Venezuela, cruzando selvas, cruzando países, donde corremos bastantes riesgos, venimos con la ilusión de cruzar a Estados Unidos y esa ley (SB4) nos congela”, dijo el exmilitar venezolao Daniel Quintero, en la orilla del río Bravo, conocido como río Grande en EE. UU.
El migrante consideró frustrante haber atravesado tantos países para venir a encontrarse con obstáculos como un río de agua contaminada, barricadas de alambre de púas, una cerca de más de dos metros de alto y una barrera de militares que impide el cruce hacia Estados Unidos además del muro.
“Es bastante peligroso. Los militares (la Guardia Nacional de Texas), en todo caso son militares, también yo fui militar, vengo de Venezuela, ellos se rigen por normas, cumplen órdenes. Vamos a ver cómo cruzamos al otro lado, esa es la meta», comentó.
Una crisis humanitaria sin fin
La frontera entre Juárez y El Paso ha sido el epicentro del flujo migratorio desde 2023, cuando México reportó una subida de cerca del 77 % en la migración irregular con más de 782.000 extranjeros indocumentados detectados.
La tensión comenzó a aumentar el año pasado, cuando el gobernador de Texas, Greg Abbott, colocó una cerca de púas que se niega a quitar pese a un fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos y, ahora, busca implementar la Ley SB4 para que las autoridades estatales puedan realizar tareas migratorias, una facultad reservada al Gobierno federal.
El colombiano Carlos denunció en el fronterizo río Bravo que el trato que reciben los migrantes de las autoridades texanas «es violento e inhumano».
“No deberían, porque nosotros también somos personas, como todos, siendo atropellados y más
atropellados y nos atropellan por un lado, por el otro nos golpean. Golpean a las mujeres, anoche
golpearon a mi hija y eso es injusto. Nosotros también somos personas y merecemos una oportunidad”, expresó.
«No hay alternativas para cruzar»
Aunque el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha asegurado que su homólogo
estadounidense, Joe Biden, ha ampliado las vías legales para migrar, el migrante colombiano argumentó que «no hay alternativas reales», pues el sistema migratorio no funciona ante la gran cantidad de gente que busca entrar.
“Llevamos seis o siete meses esperando una cita que nunca llega y nunca va a llegar. ¿Qué nos toca
hacer? Asumir las consecuencias, no podemos más que tratar de cruzar, exponiendo los hijos, exponiendo la vida de uno mismo”, contó el migrante.
En el punto 36 del muro entre Juárez y El Paso hay tiendas de campaña improvisadas con cobijas y
ropa, pues se ha convertido en un campamento permanente.
Un grupo de cerca 400 migrantes cruzó el jueves pasado por el punto 36 al hacer un hueco en la
barricada de alambre de púas y la cerca, donde confrontaron a una veintena de agentes de la Guardia Nacional de Texas que cuidaban el lugar, lo que provocó que reforzaran el lugar con más infraestructura y vigilancia.