Tras una pausa de ocho años, la publicidad de bebidas alcohólicas volverá al metro y los autobuses de la ciudad de Nueva York, tras una decisión tomada el miércoles por la junta de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA).
Las directrices actualizadas permiten a los anunciantes volver a promocionar productos alcohólicos en todo el sistema de transporte público de la ciudad.
La medida busca reforzar el presupuesto operativo de la MTA. Las autoridades estiman que la prolongada prohibición le ha costado a la agencia entre 7 y 10 millones de dólares en ingresos anuales potenciales desde su adopción en 2017. Esta política se implementó en medio de la creciente preocupación por la exposición de menores y las prácticas de marketing dirigidas.
Sin embargo, el marco revisado no supone un retorno total a la situación anterior a 2017. El contenido publicitario estará sujeto a nuevas restricciones geográficas, temporales y basadas en el contenido. «Gracias a la tecnología digital actualizada, ahora podemos adaptar la publicidad al contexto», declaró Jessie Lazarus, presidenta del comité de revisión de publicidad de la MTA y subdirectora de negocios comerciales. Bajo las nuevas normas, los anuncios digitales de bebidas alcohólicas estarán censurados durante el horario habitual de traslado escolar: de 6:00 a 8:00 a. m. y de 2:00 p. m. a 5:00 p. m. en días de clases. Además, no se permitirán vallas publicitarias relacionadas con bebidas alcohólicas a menos de 152 metros de escuelas, patios de recreo o lugares de culto.
Esta restricción también aplica a la señalización colocada en el exterior de las estaciones de transporte público.
Los anunciantes deberán certificar que sus campañas cumplen con la zona de seguridad de 152 metros antes de recibir la aprobación de la MTA.
Cambio de política
Lazarus señaló que la prohibición total anterior a menudo resultaba en el rechazo de anuncios ambiguos, incluyendo aquellos que solo se relacionaban tangencialmente con el alcohol. «Terminamos excluyendo anuncios que muestran restaurantes donde hay una copa de vino, quizás, en la mesa, y perdemos tiempo debatiendo si es realmente vino o solo jugo de uva», dijo. «Es un nivel de rigidez que se ha vuelto más costoso que efectivo».
El cambio de política ha generado críticas inmediatas por parte de defensores de la salud pública y profesionales médicos, quienes advierten que podría normalizar el consumo de alcohol entre los grupos vulnerables, en particular entre los jóvenes pasajeros.
“Los jóvenes neoyorquinos ya están expuestos a diversas campañas publicitarias de comida chatarra y sustancias como cigarrillos electrónicos y bebidas azucaradas, todo lo cual contribuye a problemas de salud como la obesidad, problemas de salud mental y trastornos por consumo de sustancias”, declaró el Dr. Charles Moon, copresidente del comité de políticas públicas y defensa de la sección estatal de Nueva York de la Academia Americana de Pediatría. “En cuanto al consumo de alcohol en los jóvenes, las investigaciones han demostrado una correlación positiva entre la exposición a las campañas publicitarias y el consumo y la receptividad al alcohol. Sin duda, apoyamos el transporte público y las fuentes de financiación sostenibles para la MTA, pero no deberían ir en detrimento de la salud pública e infantil”.
A pesar de la oposición, algunos pasajeros no se muestran afectados por el cambio. “De hecho, leo anuncios de trenes y disfruto de una buena cerveza de vez en cuando”, comentó Tom, residente de Queens, en declaraciones a amNY. “Así que los anuncios no me molestan”.
Según funcionarios de la MTA, todos los anuncios nuevos deberán cumplir con las directrices publicitarias estándar de la agencia, que prohíben el contenido ofensivo, engañoso o excesivamente explícito.
