La Semana de Agradecimiento a los Maestros está sobre nosotros. Como siempre, este reconocimiento anual no podría llegar demasiado pronto.
Como alguien que pasa mucho tiempo visitando escuelas de todo el país, siempre me sorprende el trabajo incansable y heroico de los docentes en todos los niveles de la educación.
Francamente, veo muchos profesores que merecen una gran ovación cada día por su trabajo de alta calidad.
Desafortunadamente, los datos sugieren que nos queda un largo camino por recorrer. Según la investigación de Gallup, únicamente El 25% de los profesores está totalmente de acuerdo con la afirmación: “En los últimos siete días he recibido reconocimiento o elogios por hacer un buen trabajo.”
Esta estadística es preocupante. Estoy seguro de que no refleja cómo nos sentimos la mayoría de nosotros acerca de los profesores que conocemos, y especialmente de aquellos que realmente tocaron nuestras vidas.
Por supuesto, la mayoría de nosotros reconocemos el valor del reconocimiento en abstracto. Y todos podemos recordar momentos en los que recibimos elogios por nuestro propio trabajo.
El verdadero valor de sentirse valorado
El reconocimiento no se trata sólo de sentirse bien. La investigación de Gallup muestra que el reconocimiento constante por el buen trabajo tiene una influencia directa en las medidas clave de desempeño que utilizamos para evaluar nuestras escuelas.
Maestros que reciben reconocimiento y elogios regularmente:
- son más productivos
- están más comprometidos en el trabajo
- tienen más probabilidades de permanecer en su escuela
- tienen más probabilidades de recibir puntuaciones más altas de satisfacción de estudiantes y padres
Estrictamente desde una perspectiva de desempeño, está claro que cuando no reconocemos a nuestros mejores maestros, estamos dejando el potencial de nuestras escuelas sobre la mesa.
En una era de políticas de juntas escolares y problemas presupuestarios, reconocer a los maestros es una victoria fácil para cualquier comunidad. No requiere una inversión importante de dinero ni de tiempo.
Sin embargo, nuestra investigación muestra que el reconocimiento debe ser individualizado y auténtico. Idealmente, los administradores deberían crear lo que llamamos un «entorno rico en reconocimiento» con elogios provenientes de todas direcciones, y no sólo durante la Semana de Agradecimiento a los Maestros.
Quién sabe, tal vez hacer estas cosas también influya en sus alumnos… en sus padres… en el mundo.
Han pasado casi dos décadas desde que Gallup publicó ¿Qué tan lleno está su balde? por Tom Rath y Don Clifton. Sin embargo, en casi todos los distritos escolares que visito, todavía veo artículos de papelería con forma de «gota de agua» inspirados en libros y copias de ese libro en los estantes.
La simple metáfora de los autores (que todos tenemos un cubo que necesita ser llenado con reconocimiento) sigue sonando cierta después de tantos años. ¿Quién diría que un librito podría cambiar tantas vidas?
Uno de mis consejos favoritos del libro es «Revertir la regla de oro». En lugar de hacer a los demás lo que nos habríamos hecho a nosotros, deberíamos tratar a las personas como quieren que las traten:
La única manera de estar seguro de que tiene razón acerca de lo que llena los baldes de otras personas es preguntándoles.
Sólo al 10% de los empleados se les ha preguntado si les gusta que los reconozcan en el trabajo. Mi consejo para los administradores escolares es el siguiente: tómense un momento para preguntarles a los profesores cómo les gusta que los reconozcan. Es posible que aprecien notas o reconocimiento público, o quizás un pequeño obsequio o una responsabilidad especial.
Lo importante es descubrir sus necesidades individuales, reconocer el buen trabajo cuando lo vea y ofrecer reconocimiento oportuno de la manera que más signifique para ellos.
