Aire acondicionado: ¿el peor aliado de este verano?

Salud

Está claro que el aire acondicionado es uno de los recursos más usados para los días de calor. Mantiene los lugares frescos para poder trabajar, relajarse o desplazarse. Pero, ¿cómo afectan los cambios de temperatura a nuestra salud?

Se recomienda que se debe utilizar con precaución, porque al final puede provocar deshidratación, a causa de la pérdida de humedad. El aire acondicionado llega a afectar tanto a las vías respiratorias altas (rinitis, congestión nasal…) como a las inferiores.

En esta última, puede agravar el asma o infecciones respiratorias. La capa de moco defensiva deja de tener ese efecto y los cilios que hay en el epitelio bronquial, se inmovilizan dejando así de funcionar», alerta la neumóloga.

Una exposición continuada al aire acondicionado puede provocar acúfenos y también letargo. Se puede producir un descenso a la tolerancia al calor, esto da cuando hay una exposición continuada al aire acondicionado.

Este mecanismo de climatización no solo afecta a las vías respiratorias. Por esa deshidratación que causa el aire acondicionado se puede provocar más migrañas, sequedad de piel, ojos secos o conjuntivitis.

Incluso puede llegar a producir contracciones musculares, sobre todo si el aire está dándote directamente. Cuando se finaliza una práctica deportiva o se vive en zonas de demasiado calor y te expones a bajas temperaturas, se pueden producir calambres.

Estos sistemas proporcionan un entorno adecuado para la proliferación de microorganismos. También se añade que «puede tener efectos nocivos en la calidad del aire interior si no se diseña, instala, mantiene y opera adecuadamente.

De hecho, si hay aire contaminado en el interior, lo que hace el aire acondicionado es volver a moverlo pero no renovarlo y, de esta manera, esas partículas no desaparecen. 

En el caso de que utilices el aire acondicionado en tu vehículo, debes saber que es igual de perjudicial que en el hogar. Cuando estás en el coche y sales a la calle, ese intercambio de temperaturas tan brusco puede bajar las defensas, teniendo así más propensión a determinados resfriados o congestión nasal.

Recomendaciones

Para un buen uso del aire acondicionado, lo que se debe hacer es cambiar los filtros, según diga el fabricante y, ventilar las estancias, aclara la especialista. A su vez, hay que tener cuidado con esos filtros. 

Una buena ventilación es clave, hay que abrir las ventanas, no demasiado tiempo en zonas de mucho calor, aunque sea 10 minutos al día. Es muy importante tener en cuenta la temperatura, en verano se habla de unos 24 grados y en invierno de media 22 grados.

Aunque lo más seguro es intentar que no haya una diferencia notable entre el exterior y el interior, se dice que reduciendo 5 grados la temperatura exterior ya notamos esa sensación de frescor.

Hay que considerar tanto a los más pequeños como a los mayores para las recomendaciones de empleo del aire acondicionado.  Hay que saber que son una parte de la población vulnerable a las patologías respiratorias.

Asimismo, en el caso de los niños o niñas, su vía aérea respiratoria es más pequeña y, por lo tanto, las infecciones pueden favorecerse más.

La gente anciana, tiene un sistema inmune más debilitado y el bronquio con mayor hiperrespuesta, por lo que se puede agudizar más fácil las patologías bronquiales.

De hecho, los sistemas de aire acondicionado contaminados en las habitaciones de los hospitales se asociaron con un mayor riesgo de infección del paciente.

Aquellas personas que tengan enfermedades crónicas, asma, EPOC o alergias tienen que considerar aún más estas recomendaciones. Miño también añade a «los pacientes que tengan fibromialgia, ya que les afecta más el frío» y agrega que a las personas con asma, les puede provocar crisis asmáticas, sobre todo a aquellos pacientes que no la tengan muy controlada.

Pero, hay que tener en cuenta que «las infecciones respiratorias también pueden aparecer en personas no enfermas. Quien, además, no se puede prohibir, pero hay que tener en cuenta las patologías.

Según los especialistas hay que tomar las siguientes precauciones:

  • cambiar los filtros
  • ventilar las estancias con aire natural
  • purificadores de aire
  • tener en cuenta la humedad de las estancias
  • no tener el flujo de aire directo
  • hidratarse
  • no utilizar espacios cerrados durante mucho tiempo