Al Qaeda ordenó la muerte del príncipe Harry. El libro de memorias de Harry titulado “Spare” ha provocado críticas, polémica y odio desde su lanzamiento el pasado 10 de enero. En él, habla de su vida como miembro de la familia real, la pelea a golpes con el príncipe William, su relación con los demás miembros de la familia real y otros escándalos que han puesto a la realeza británica en el ojo público.
Las consecuencias de lo que ahí narra han escalado a un nivel mucho más alto, pues más allá de la enemistad con su propia familia y el odio suscitado en Reino Unido, la situación se ha vuelto más delicada ahora que uno de los grupos terroristas más peligrosos busca venganza en su contra.
De todas las confesiones y revelaciones que contiene el libro misiones, hay una en específico que indignación y molestia, pues el duque de Sussex confesó el asesinato de 25 talibanes durante seis en Afganistán entre 2012 y 2013.
“No fue una estadística que me llenó de orgullo pero tampoco me dejó avergonzado. Cuando me encontré sumergido en el calor y la confusión del combate, no pensé en esas 25 como personas. Eran piezas de ajedrez quitadas del tablero, las personas malas fueron eliminadas antes de que pudieran matar a las buenas”, relata Harry.
Las amenazas de muerte de Al Qaeda
En su revista publicada, One Unmah número 8, Al Qaeda pide a sus miembros hacer justicia por las acciones del príncipe, a quien se refieren como Al Zanim. Ahí mismo, invita a la corona británica a retirarle la seguridad y protección a Harry para “dar paso a las manos islámicas para que sean ellas las que se tomen su justa retribución…».
De igual forma, condenan a los medios de comunicación por solo darle importancia a los aspectos sexuales descritos en su biografía, «como si la sangre de los afganos no tuviera el menor respeto en esta mentalidad arrogante».
«La confesión del príncipe Al-Zanim de que mató a veinticinco musulmanes afganos a sangre fría, y que eran solo piezas de ajedrez en sus ojos, nos revela la cantidad de condescendencia, discriminación y amor a la criminalidad en los genes de este componente humano».
Al Qaeda también da por hecho el asesinato de la princesa Diana a manos de la corona, pone en duda la paternidad del rey Carlos y asegura que la biografía de Harry ha hecho caer a la civilización europea diciendo que “después de la muerte de su madre, creyó que el palacio participó en su asesinato, lo que le hizo volverse adicto a las drogas; después del asesinato de su madre, su padre, el rey, no se preocupó por él en absoluto, y tal vez esto se deba a que el rey duda de su linaje hacia él, y no lo considera su hijo por crucifixión y descendencia.
Esta familia real caída y el rey Carlos, descendiente de los líderes de las Cruzadas a lo largo de la historia, no fueron los mayores perdedores de la publicación de estos escándalos al público; la arrogante mentalidad inglesa y toda la civilización europea es la mayor perdedora, por lo que reveló”.